La Fontana di Trevi

Llegar a la Fontana de Trevi es posiblemente uno de los momentos más mágicos que puedes vivir en Roma. Con sus dimensiones de 20 metros de anchura por 26 de altura, es la fuente más grande de Roma y, sin embargo, puede llegar a ser bastante difícil de encontrar al estar escondida entre los edificios de una pequeña plaza. En el cruce de tres calles se encuentra la pequeña Plaza de Trevi, y en ella, su gran protagonista, la fontana, que aparece de manera inesperada y espectacular ante nuestros ojos cuando llegamos a la plaza a través del entresijo de callejuelas.

Y es que esta es la magia de Roma, el encanto de una ciudad llena literalmente de monumentos, que hace que en el rincón menos insospechado te topes con obras de arte de tantísima belleza como la que nos ocupa que, al estar cobijada en un pequeño emplazamiento irregular, parece aún mucho más grande y majestuosa.

La Fontana de Trevi nunca está sola, y sea la hora que sea siempre es admirada por decenas de personas; muchos contemplando su belleza desde las escaleras que llevan a ella, y otros admirándola desde la parte baja mientras cumplen con la leyenda y lanzan monedas al agua. Aunque sin duda la madrugada te dará más opciones de disfrutar de ella sin grandes aglomeraciones.

Su estilo se sitúa en el Barroco Italiano, aunque su origen se remonta a muchos siglos antes. En el año 19 a.C., la Fontana di Trevi constituía el punto final del Aqua Virgo, uno de los acueductos que traía agua a Roma, llegando a tener un caudal de 100.000 metros cúbicos diarios. ¡Ahí es nada!

La fuente fue cambiando de uso y aspecto a lo largo de los siglos. En su origen, lo importante era dar acceso a sus habitantes a tan importante elemento, sin importar consideraciones estéticas. No sería hasta la época del Renacimiento cuando comenzaría a tener un aspecto similar al actual, si bien su diseño tal y como lo conocemos hoy en día se realizó en el siglo XVIII por Nicola Salvi, con clara influencia del Barroco Italiano de Bernini. Finalmente la fuente actual fue inaugurada en 1761.

Roma es una ciudad totalmente abarcable para visitarla andando, con decenas de monumentos a lo largo de sus calles, muchos de ellos cercanos a la Plaza Trevi. Aprovéchate de ello y organízate el tiempo para visitar la fuente dos veces, de día y de noche. Los primeros rayos del sol de la mañana te permitirán admirar el blanco brillante del travertino y el mármol que recubre la fuente, mientras que de noche son las luces doradas de la ciudad las que la bañan.

Millones de personas lanzan cada año monedas al agua de esta fuente, porque según la leyenda, esto hará que vuelvas a la ciudad en el futuro. Pero para que se cumpla la leyenda hay que hacerlo de una manera especial: Las monedas deben ser arrojadas con la mano derecha, de espaldas a la fuente, y por encima del hombro izquierdo.

Hay quién cierra los ojos y pide cualquier otro deseo al lanzar la moneda. Pero el verdadero mito ya tiene los deseos marcados para todos nosotros, y dependerá del número de monedas que lances: si lanzas una moneda, regresarás a Roma; si son dos las monedas que lances, encontrarás el amor en la ciudad; y con tres monedas sonarán campanas de boda. ¿Por qué no intentarlo y comprobarlo?

Fontana di Trevi (Piazza di Trevi)

En metro, estación “Barberini” (línea A). En bus, líneas 52, 53, 62, 63, 71, 83, 85, 160 y 492.