Partiendo del centro de Roma, rumbo a la Ciudad del Vaticano, nos encontramos con el Castillo de Sant’ Angelo, justo en frente del Río Tíber, un castillo en forma cilíndrica que, a lo largo de su historia, ha tenido diferentes usos. Muy unido a la Iglesia Católica desde su fundación, cuenta incluso con un pasadizo que une lo une con el Vaticano, estableciendo así una vía de escape para los Papas en momentos de conflictos.
El acceso se realiza a través del Puente de Sant’ Angelo, uno de los más bonitos de Roma, y que nos deja a las puertas del castillo. Se trata de un singular edificio construido con piedra volcánica roja y con 20 metros de altura, lo que le convierte en el protagonista de millones de fotografías cada año por parte de los turistas que visitan la Ciudad Eterna.
El guardián del Tíber
Almenas castillo
Parco Adriano
Su construcción comenzó en el año 135 y, aunque su fin haya sido bien distinto, inicialmente se erigió como el mausoleo que recogería los restos del Emperador Adriano y su familia. Su sólida estructura y su posición estratégica le hicieron jugar un papel decisivo en las luchas por el dominio de la ciudad, lo que provocó que rápidamente se convirtiera en un edificio militar y que fuera integrado en la Muralla Aureliana en el año 403. Este carácter militar, así como su cercanía con la Santa Sede, le unió fuertemente a los intereses papales. Es por ello que en el año 1277 se construyó el llamado “Passetto“, un corredor fortificado de 800 metros de longitud que lo conectaba con la Ciudad del Vaticano, para que en caso de que el Papa se encontrase en peligro, pudiera escapar de forma rápida y segura al interior fortificado del Castillo. Esta fuerte conexión entre la fortaleza y el Vaticano se mantuvo con el transcurrir de los siglos, llegando incluso a servir como refugio para el Papa Clemente VII durante el saqueo que sufrió Roma en 1527.
Desde su construcción hasta nuestros días, el Castillo ha sufrido diversas transformaciones y ha tenido usos muy diversos, algo fácilmente apreciable durante la visita de su interior. Ésta comienza por sus orígenes, en la famosa Cámara de las Cenizas, que conformaba el citado mausoleo imperial. Posteriormente, en torno a ella los Papas del Renacimiento construyeron el Palacio que les acogería en tiempos de revuelta. De dicho palacio quedan grandes salas decoradas con hermosos frescos, amplios patios, bibliotecas y la Cámara del Tesoro, recintos todos ellos conectados por pasillos laberinticos que le dan un atractivo especial a esta fortaleza. El ambiente más medieval se aprecia en sus almenas, bastidores, respiraderos y, en general, todas las estructuras de carácter defensivo con las que cuenta el Castillo, siendo las Prisiones uno de los puntos fuerte de la visita. En sus calabozos donde estuvieron encerrados numerosos y célebres personajes, como el mismísimo Galileo Galilei.
Su último uso ha sido cultural, convirtiéndose en 1925 en el Museo Nazionale di Castel Sant’Angelo, el cual acoge colecciones de cerámica, escultura, pintura y armas de la época.
Como ves, la visita al Castillo Sant´Angelo está llena de historias y cultura. Pero además, se ve completada con una bella imagen de Roma desde las alturas, la que se obtiene desde la terraza ubicada en la parte superior del mismo, posiblemente de las mejores de la ciudad y del Passetto que llega al Vaticano. Además, si visitas el Castillo al atardecer, las vistas del Río Tiber y de San Pedro del Vaticano son, simplemente, insuperabes.
-En bus: líneas 23, 34, 49, 64, 87, 280, 492, 926 y 990
Descripción:Muy cerca del Vaticano, este elegante hotel construido sobre un palacio del siglo XV, hará que conozcas la ciudad de una manera que no imaginabas.
Descripción:A orillas del Tíber y a escasos metros del Castillo de Sant'Angelo te ofrece el punto de partida perfecto para conocer toda la oferta cultural.
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