Panteón de París

Cuando fue construido a finales del siglo XVIII en la Colina de Santa Genoveva, en pleno Barrio Latino, este edificio neoclásico ofrecía unas vistas envidiables de la capital del Sena.

Originalmente iba a ser una iglesia dedicada a la patrona de la ciudad, Sainte Geneviève, a instancias del Rey Luis XV. Sin embargo, su ejecución se demoró demasiado y, al llegar la Revolución Francesa, la nueva Asamblea Nacional Francesa decidió que sirviera como mausoleo de los personajes más ilustres de Francia. Y para que así constase, en el frontispicio se grabó la inscripción “Aux grands hommes, la patrie reconnaissante” (“A los grandes hombres, la patria agradecida”).

Sin embargo, el convulso periodo vivido en Francia en los años siguientes cambió nuevamente el uso de este majestuoso edificio en numerosas ocasiones, convirtiéndose sucesivamente en iglesia y mausoleo (con los consiguientes cambios de nombre), y actuando como polvorín y depósito de todo tipo de armas.

No fue hasta 1885, coincidiendo con el entierro del escritor Víctor Hugo - el autor, entre otras obras, de “Los Miserables” -, que el Panteón quedó definitivamente como lugar de enterramiento para las grandes personalidades civiles de la Historia de Francia - los personajes relevantes por su carrera militar son enterrados en Les Invalides -.

Además del citado dramaturgo, en el Panteón están enterrados Voltaire y Rousseaus (dos de los padres de la Ilustración); Alejandro Dumas (autor, entre otras obras, de “Los tres mosqueteros” y “El Conde de Montecristo”); Jean Moulin y Pierre Brossolette (activos miembros de la Resistencia Francesa durante la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial); el matrimonio de científicos Pierre y Marie Curie; o Louis Braille (inventor del famoso inventor del sistema de lectura y escritura para personas ciegas), entre otras personas.

Su exterior recuerda a sendos monumentos de Roma: el propio Panteón de Roma y la Iglesia San Pietro in  Montorio.

En su interior destacan, además de sus pinturas, frescos y mosaicos dedicados a ilustres personajes religiosos de Francia (como Santa Genoveva, Juana de Arco, San Luis o Clodoveo), diversos conjuntos escultóricos - como los dedicados a Mirabeau (obra de Jean-Antoine Injalbert), a Rousseau (de Albert Bartholome), a Diderot y los Enciclopedistas (de Alphonse-Camille Terroir) o a la Convención Nacional -. Especial mención merecen los monumentos dedicados a los artistas desconocidos (de Paul Landowski) y a los héroes desconocidos e ignorados muertos por Francia (de Henri Bouchard).

Pero quizás el elemento más llamativo y conocido del Panteón de París sea el Péndulo de Foucault, un grandioso artefacto que permitió demostrar la rotación de la Tierra y la existencia del Efecto Coriolis.