Miradores

Nueva York es una ciudad que hay que disfrutar desde abajo y desde arriba. Desde la calzada, siendo intimidado por sus imponentes rascacielos, y desde los aires, disfrutando de las perfectas cuadrículas de calles que forman la Isla de Manhattan - con el impresionante Central Park como pulmón verde de la ciudad y sus miles de edificios abrazando los grandes rascacielos, como el One Trade Center, el Empire State Building, el Chrysler Building o el New York Times Building (la sede de uno de los periódicos más importantes el mundo) -, y los otros 4 distritos que conforman New York City (NCY).

Sus vistas desde las alturas son algo obligado para todo turista que se acerca a la ciudad, pudiendo optar por alguno de los numerosos miradores que se encuentran en lo alto de algunos de los edificios más icónicos. O los más valientes podrán igualmente disfrutar de las impresionantes vistas que se obtienen cuando se contrata un tour en helicóptero por el cielo de la Gran Manzana.

Los miradores más visitados de Nueva York pertenecen a dos de sus más famosos rascacielos, el Empire State y el General Electric (éste último perteneciente al conglomerado de edificios del Rockefeller Center).

El Empire State Building está ubicado en pleno corazón de la ciudad, y dispone de un mirador a 320 metros de altura desde el que poder disfrutar de unas increíbles vistas 360º de Nueva York. Si tienes suerte, y el tiempo lo permite, podrás avistar hasta 80 kilómetros y ver todos los secretos que esconde la ciudad, comenzando en el sur por el curioso Edificio Flatiron, pasando por la Avenida Broadway, el distrito financiero, el colosal One World Trade Center, el Río Hudson, y terminando con la diminuta silueta de la Estatua de la Libertad. La vista hacia el norte se ve dificultada por los cercanos rascacielos.
 

Aunque las vistas desde este mirador son sin duda espectaculares, muchos son los que deciden acercarse a otro de los miradores más famosos, el llamado “Top of the Rock“, situado en el ya mencionado edificio General Electric del Rockefeller Center. Y es que desde aquí se puede disfrutar de la imagen de los dos grandes hitos que ofrece este edificio desde las alturas: Central Park y la majestuosidad del propio Empire State, que desde este mirador da la impresión de estar a solo unos pocos metros de distancia. 

Aunque si tenemos que dar la estatuilla a la mejor visita desde las alturas el galardón se lo lleva el tour en helicóptero que ofrecen varias empresas en la ciudad. Se dice que sobrevolar Nueva York en helicóptero es una de esas experiencias que se deben vivir al menos una vez en la vida, o varias si somos unos afortunados. Pero escoger bien desde el principio es clave para disfrutar al máximo de esta experiencia.

Lo primero que se debe elegir es la duración del circuito, teniendo vueltas cortas de 15 minutos, medias de 20 y largas de 30. Todas ellas pasan por los puntos más importantes de la ciudad, aunque si se tiene interés en ver cosas más específicas es importante revisar bien la ruta de cada compañía para asegurarse que esos puntos están incluidos. En general, todos los tours incluyen los monumentos y zonas más importantes de Nueva York, pudiendo sacar unas fotos espectaculares del Empire State Building, el Chrysler Building, el World Trade Center, el Rockefeller Center, el Puente de Brooklyn y la Estatua de la Libertad.

Pero elijas lo que elijas, lo más importante es no perder de vista ni el más mínimo detalle; mira en todas direcciones a tu alrededor y disfruta al máximo de Nueva York desde lo más alto. La Gran Manzana desde el cielo es simple y llanamente alucinante.

Inaugurado a comienzos de 2020, el Edge es el mirador más moderno de Nueva York, alojado en lo alto del rascacielos 30 Hudson Yards, en el barrio homónimo. Se trata de una espectacular terraza a 345 metros de altura que se prolonga sobre el vacío proporcionando una panorámica impresionante de la ciudad. Cuenta con una parte abierta y otra cerrada para los días más fríos, por lo que puede ser una estupenda opción si visitas la ciudad en invierno. Anota dos detalles más: parte del suelo de la terraza ¡es transparente!, por lo que tendrás la sensación "caminar sobre el aire". Y además, los paneles acristalados que rodean la terraza se inclinan hacia el vacío: bienvenidos al vértigo.