Aunque sea más reconocida por la Costa Cálida y la Huerta, la Región de Murcia cuenta también con importantes ciudades en las que su rico pasado histórico se muestra en todo su esplendor. Una tierra de transición entre la meseta castellana y el territorio andaluz.
Las ciudades murcianas son una mezcla de las distintas culturas que han pasado por esta tierra
Aquí llegaron, se asentaron y dejaron su legado pueblos tan importantes como los íberos, los fenicios, los cartagineses, los romanos, los visigodos y los musulmanes. Aunque se sabe que la zona ha estado habitada desde el Paleolítico. De hecho, en la Cueva Negra, cerca de Caravaca, se han encontrado algunos de los restos fósiles más antiguos de Europa.
Una majestuosa y capitalina, otra histórica y militar, monumental la tercera, y religiosa la última. Distintas pero muy orgullosas todas ellas de lo mucho que pueden ofrecer al visitante.
La capital regional fue fundada en el siglo IX por el Cuarto Emir Omeya de Córdoba, Abderramán II - aunque seguramente la zona estuvo poblada desde la Antigüedad por su ubicación en el Valle del Río Segura -. Durante la dominación musulmana adquirió gran importancia, e incluso fue la principal ciudad de varios reinos taifas. De este periodo apenas quedan algunos restos de la Muralla que rodeó la ciudad, así como de un palacio mudéjar que posteriormente sería la Residencia Real de los reyes cristianos en la ciudad hasta su conversión en el Monasterio de Santa Clara en el siglo XVI - hoy en día, además de a las monjas clarisas, alberga un Museo dedicado al arte y la arquelogía andalusí, así como al arte sacro -.
Monasterio de Santa Clara
Torres del Monasterio
Tras la Reconquista se convirtió en capital del Reino de Murcia, perteneciente a la Corona de Castilla. Esta época medieval tiene su reflejo en las calles Platería y Trapería, que nos recuerdan la intensa actividad gremial propia de ese periodo.
Precisamente a finales del siglo XIV se construye, sobre una antigua mezquita, la Catedral, sin duda uno de los principales monumentos de la ciudad. Con elementos góticos, renacentistas y barrocos, destaca especialmente por su grandiosa portada a modo de retablo - obra de Jaime Bort - y por su torre. A su lado, otros dos momentos reseñables: el Palacio Episcopal y El Almudí - un antiguo depósito de grano -.
Catedral de Murcia
Palacio Episcopal
Sin embargo, el máximo esplendor urbanístico se alcanza durante los siglos XVII y XVIII, con la extensión de la ciudad más allá de las murallas. Es entonces cuando se construyen la Iglesia de Santa Eulalia y el Conjunto Monumental San Juan de Dios, entre otros importantes templos, en muchos de los cuales encontramos piezas del Francisco Salzillo, uno de los más importantes maestros imagineros del Barroco, nacido precisamente en la ciudad - imprescindible visitar el Museo Salzillo -. Barroco es también el Santuario de la Fuensanta - situado a 5 Km de la ciudad, alberga a la patrona de la misma, con romerías en su honor tanto en primavera y finales del verano - o el Monasterio de los Jerónimos - hoy sede de una universidad -.
Conforme iba pasando el tiempo, la capital murciana se fue dotando de nuevos edificios de gran interés, como el Casino - con importantes salas como el “Tocador de Señoras”, el “Congresillo” o el “Salón de Baile” -, el Teatro Romea - auténtico epicentro de la vida cultural capitalina -, el Ayuntamiento o, más recientemente, el Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas.
La oferta cultural de Murcia se completa con el Museo Arqueológico, el Museo de Bellas Artes - situado en el antiguo Convento de la Trinidad - y el Museo Hidráulico de los Molinos del Río - imprescindible para entender la importancia que el Río Segura ha tenido históricamente para la ciudad -.
Ayuntamiento de Murcia
Ayuntamiento de Murcia
Pero Murcia es una ciudad que invita al paseo, tanto dentro de sus límites en calles como las ya mencionadas Platería y Trapería o el Paseo del Malecón, como por las huertas que la rodean. Y para obtener unas vistas increíbles y disfrutar de la naturaleza, nada como el Quitapesares, un mirador en el cercano Parque Regional del Valle y Carrascoy. No se quedan atrás las vistas desde el Mirador de la Cresta del Gallo.
Y entre paseo y paseo, podrás reponer fuerzas con unas “cañicas” acompañadas por las tapas típicas murcianas: caballitos, matrimonios, marineras o michirones. Tendrás que venir a Murcia para descubrir qué se esconde tras estos nombres. Un buen momento para ello es durante alguna de sus numerosas fiestas: Semana Santa, el Bando de la Huerta, las Fiestas de Primavera…
La segunda ciudad de la Región de Murcia recibe el sobrenombre de “Cartagena, Puerto de Culturas”, y no es para menos. Fundada como “Qart Hadasht“ (Nueva Cartago) en el año 227 a.C. por el general cartaginés Asdrúbal el Bello - famoso, entre otros motivos, por cruzar los Pirineos y los Alpes con sus elefantes rumbo a Roma durante la llamada Segunda Guerra Púnica entre Cartago y el Imperio Romano -, de aquella época quedan algunos restos de la Muralla Púnica. No obstante, es posible que ya con anterioridad, en el siglo VI a.C., los íberos hubieran establecido en la zona el poblado de Mastia.
Pocos años después de su fundación, en el año 209 a.C., el igualmente famoso general romano Escipión el Africano tomó la ciudad y la renombró como “Carthago Nova”. Con el tiempo llegaría a ser la tercera ciudad más importante del Imperio Romano en Hispania e incluso capital de la provincia Carthaginense en tiempos del emperador Diocleciano. De este esplendoroso periodo nos queda el Teatro Romano y los restos del Foro, ambos construidos en tiempos del emperador Augusto, entre otros elementos destacados.
Teatro Romano de Cartagena
Teatro Romano de Cartagena
Teatro Romano de Cartagena
Teatro Romano de Cartagena
Los bizantinos también la eligieron como capital de la provincia de Spania con el nombre de “Cartago Spartaria”. Posteriormente, los árabes construyeron una alcazaba hoy conocida como Castillo de la Concepción. Y tras la Reconquista, la Corona de Castilla estableció en su puerto la sede de su flota naval. Esta relación entre el Puerto de Cartagena y la Marina Española se ha mantenido en el tiempo, hasta el punto de ser la sede de los submarinos de nuestra Armada y de la Escuela de Guardiamarinas.
Pero Cartagena atesora también un importante número de edificios de corte modernista, entre los que destacan el Palacio Consistorial - sede del Ayuntamiento -, la Estación de Ferrocarril, el Gran Hotel, el Palacio de Aguirre - hoy sede del Museo Regional de Arte Moderno -, el Casino, y varias casas de familias acomodadas - como la Casa Cervantes, la Casa Llagostera, la Casa Maestre y la Casa Zapata -. Muchos de estos edificios tienen el sello del arquitecto modernista Víctor Beltrí, quien también reformó a finales del siglo XIX la Catedral de Santa María la Vieja (siglo XIII) - en ruinas por los importantes daños que sufrió durante la Guerra Civil -.
Entre los monumentos más relevantes de la ciudad destacan el Antiguo Hospital de la Marina - hoy sede universitaria -, las Murallas de Carlos III, la Basílica de la Caridad, el Faro de Palos o, más reciente, el Auditorio y Palacio de Congresos El Batel - que fue galardonado en la XII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo -.
Entre los museos, destaca sin ninguna duda el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA), dedicado a la exhibición del importantísimo y extenso patrimonio arqueológico submarino español rescatado de las profundidades marinas. Entre sus fondos, el famoso Tesoro de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”, hundida por la Marina Británica en 1804, y que cuenta con casi 600.000 monedas de oro y plata. También los restos de dos barcos fenicios hundidos frente a Mazarrón, así como numerosos objetos de época púnica, helena y romana. También muy ligado al mar está el Museo Naval.
El Museo Arqueológico Municipal se asienta sobre los restos de la Necrópolis de San Antón.
Ayuntamiento de Cartagena
Estación de ferrocarril
Casino
Basílica de la Caridad
Palacio de Congresos
Monumento Isaac Peral
Entre sus numerosos eventos destacan la Semana Santa, las Fiestas de Carthagineses y Romanos, el Carnaval, o los festivales La Mar de Músicas y el de Jazz. Y para disfrutar de una auténtica comida cartagenera, no dejes de pedir un caldero - arroz con pescado de roca -, un asiático - café con leche condensada, brandy y Licor 43 - y unos suspiros - los dulces que inspiraron a Antonio Álvarez Alonso durante su estancia en la ciudad para componer su famoso pasodoble “Suspiros de España” -.
La tercera ciudad murciana recibe el nombre de “Ciudad del Sol” - según la leyenda, habría sido fundada como “Eliocroca” (“ciudad gobernada por el sol”) por un príncipe troyano de nombre Elio y un griego llamado Crota -, “Ciudad de los Cien Escudos” o “Ciudad de los Cien Nombres” - aunque el actual deriva del que tuvo durante la época árabe, “Lurqa” (que significa “batalla”) -.
Pero también es conocida como la “Ciudad Barroca”, por la importancia de los edificios barrocos que atesora y que, junto a otros elementos de distintas épocas, hicieron de su centro urbano valedor del título de “Conjunto Histórico-Artístico” en 1964. De entre los edificios barrocos destaca por encima de todos el Palacio de Guevara - que es, además, “Bien de Interés Cultural” -.
Habitada desde el Neolítico, en sus alrededores hay importantísimos yacimientos arqueológicos que datan de la Edad del Bronce y de la Edad Antigua - como el del Rincón de Almendricos, el de Peñas de Béjar o el del Cerro de las Viñas -. También encontramos la Villa Romana de La Quintanilla.
Al final de la época árabe fue un Reino Taifa independiente, y después frontera y terreno de batallas y escaramuzas entre el cristiano Reino de Murcia y el musulmán Reino Nazarí de Granada. De esta época han llegado hasta nuestros días la Alquería del Cortijo del Centeno y la Torre de La Torrecilla. De época medieval, sin embargo, contamos con los restos del Castillo de Xiquena y restos de la Muralla que rodeaba la ciudad y una de sus puertas de entrada, el Porche de San Antonio o Puerta de San Ginés.
Con la llegada del Renacimiento empiezan a proliferar edificios religiosos, entre los que destaca la Colegiata de San Patricio (1553) - situada en la bellísima Plaza de España, “Bien de Interés Cultural” y donde también se encuentra el barroco Ayuntamiento y la Casa del Corregidor -, aunque es a partir del siglo XVIII cuando comienza su máximo crecimiento y esplendor, empañado en 2011 por un terremoto que afectó al 80% de sus inmuebles en mayor o menor medida.
La lista de monumentos a visitar en esta tranquila localidad (adicionales a los ya mencionados) es muy extensa y necesitarás más de un día:
- El Castillo de Lorca (siglos XV-XVI), también conocido como “Fortaleza del Sol”, es el símbolo de la ciudad. De estilo gótico aunque de origen musulmán, entre sus muros se conserva la Antigua Judería y la única Sinagoga de España que nunca llegó a convertirse en iglesia.
- Edificios religiosos como el Convento Virgen de las Huertas (siglo XV), el Convento de las Mercedarias (siglo XVI), el Antiguo Convento de La Merced - hoy Centro de Visitantes -, la Iglesia de San Francisco (siglo XVI) o las barrocas Iglesias de San Mateo y de Santiago (siglo XVIII).
- Palacios y espacios civiles como la Plaza del Caño, el Pósito de los Panaderos (siglo XVI), la Casa Palacio de los Salazar-Rosso (siglos XVI-XVII) - sede del Museo Arqueológico Municipal -, el Palacio de los Condes de San Julián (siglos XVII-XIX), el Casino Artístico, el Teatro Guerra - el más antiguo de la Región de Murcia, de 1861 -, o el Puente del Barrio (siglo XIX).
Convento de la Merced - Lorca
Iglesia de Santiago
Puente de Lorca
Como en el resto de la Región de Murcia, las fiestas son muy importantes. Destacan la Semana Santa, la Feria Chica, y los Moros y Cristianos de San Clemente. En todas ellas, déjate tentar por alguna de las pastelerías lorquinas y prueba los crespillos, las picardías o la tortada, un dulce colofón a una visita monumental.
La presencia de un trozo de la Cruz de Cristo encontrada por Santa Elena, la conocida como la “Santísima y Vera Cruz de Caravaca” ha convertido a esta localidad murciana en una de las ocho ciudades santas del Catolicismo, con su Año Jubilar perpetuo que se celebra cada 7 años.
Según la leyenda, el dirigente musulmán de la ciudad pidió a un clérigo que celebrase una misa delante suyo para conocer el ritual cristiano. El clérigo dijo que necesitaba una cruz para ello y que no contaba con ninguna, y en ese momento aparecieron dos ángeles transportando un relicario con el trozo de la Santa Cruz, ante lo que el sayyid musulmán y su corte se convirtieron al cristianismo y pidieron ser bautizados.
No obstante, la Historia de Caravaca se remonta al Paleolítico, tal y como atestiguan los restos encontrados en la Cueva Negra, de los más antiguos de Europa. También en Lorca se encuentra el mayor enterramiento prehistórico de la Península Ibérica y de los mayores de Europa, del periodo calcolítico (Edad del Cobre). Y en los alrededores, numerosos yacimientos y vestigios prehistóricos, romanos, árabes y medievales.
Además de la Basílica de la Vera Cruz (siglo XVII) - con una majestuosa portada de mármol rojo - y el Castillo Templario (siglo XV) donde se encuentra - y que se erige sobre un Alcázar de los siglos X y XI -, no podemos perdernos la Iglesia Parroquial de El Salvador (siglo XVI) - máximo exponente del llamado Renacimiento Murciano -, la Iglesia Parroquial de La Concepción (siglo XVI) - con un magnífico Altar Mayor y artesonado mudéjar -, los Conventos de las y los Carmelitas (siglo XVI) - fundados por Santa Teresa de Jesús y por San Juan de la Cruz, respectivamente -, o el Convento e Iglesia de Santa Clara (siglos XVII-XVIII).
Iglesia del Salvador, Caravaca de la Cruz
Basílica de la Vera Cruz
Entre los edificios civiles destacan el barroco Ayuntamiento (siglo XVIII) y el Templete - también llamado “Bañadero” porque en él se baña la Santisima y Vera Cruz cada 3 de mayo desde finales del siglo XIV -.
De los museos podemos señalar el Museo Arqueológico - ubicado en la que fuera primera iglesia de Lorca, la Iglesia de la Soledad (siglo XVI) -, el Museo de la Fiesta - dedicado a las Fiestas de los Caballos del Vino y situado en el Palacio de los Uribe (siglo XVI) - y el Museo de Música Étnica de Barranda - con una de las colecciones más importantes del mundo de instrumentos musicales artesanales de los cinco continentes -. Sin olvidar el Museo de Arte Sacro e Historia situado en el Castillo.
No dejes de perderte por las callejuelas del Barrio Medieval y admira las numerosas casas blasonadas caravaqueñas.
Los platos típicos cruceños son contundentes: las migas ruleras, los potajes, la tartera - asado de cordero con patatas y alioli - y los arroces de todo tipo. Todo ello acompañado por la mistela y el licor de café, y con el broche dulce de los alfajores y las yemas.
- … el Monasterio de los Jerónimos de Murcia es conocido popularmente como “el Escorial Murciano”, por su parecido con el original de la sierra madrileña?
- … el autogiro, precursor del helicóptero, es un invento murciano? Concretamente del ingeniero y aviador Juan de la Cierva.
- … Isaac Peral, el inventor del primer submarino torpedero del mundo, nació en Cartagena? Esta pieza histórica se puede ver en el Museo Naval de la ciudad.
- … paseando por las calles de Lorca te puedes topar con una Columna Miliaria? Se trata de un auténtico miliario romano de la Vía Augusta. Aunque la original está en el Museo Arqueológico de la ciudad.
- … hay personas que nacen con la silueta de la Cruz de Caravaca grabada en el paladar? Se supone que cuentan con un don capaz de sanar a enfermos mediante la imposición de sus manos.
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