El Madrid del siglo XXI

El primer asentamiento más o menos estable de la zona data de época musulmana, cuando el Emir de Córdoba Muhammad I establece una fortaleza alrededor de la cual se desarrolla un poblado que recibiría el nombre de “Magrit” o “Magerit”. No obstante, se tiene constancia de presencia humana desde épocas prehistóricas y, sobre todo, prerromanas. Una Historia tan larga se traduce en un vastísimo patrimonio cultural que, sin embargo, no ha hecho que la ciudad viva anclada en el pasado, sino que lo guarde con celo para encarar el futuro con optimismo.

Más Villa y Corte que ciudad hasta mediados del siglo XIX, y a pesar de importantes desarrollos urbanos a lo largo de los siglos, fruto sobre todo de su capitalidad, el verdadero despegue se produce en pleno siglo XX, proceso que se ha acelerado en las últimas décadas. Los amantes de la arquitectura moderna, del hormigón y el cristal, también tienen mucho que ver en Madrid.

La zona de AZCA (acrónimo de una actuación urbanística imposible de recordar) es quizás el máximo exponente del Madrid que se abrió al futuro. Son casi 20 hectáreas con oficinas, zonas comerciales y varios rascacielos, entre los que destacan los siguientes:

- Torre Picasso. Con sus 156 metros, durante años fue el edificio más alto de España (hoy es el 10º). Su diseñador, el japonés Minoru Yamasaki, fue también autor de las famosas Torres Gemelas de Nueva York.

- Castellana 81 (Torre BBVA). Obra del arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza, tiene como particularidad un intenso y cambiante tono ocre, consecuencia de la constante oxidación del acero de su fachada. Además, sus 107 metros se asientan sobre una línea de tren, lo que supuso todo un reto arquitectónico.

- Torre Europa. Para muchos, este rascacielos de 120 metros de altura, obra del arquitecto madrileño Miguel Oriol e Ybarra, se asemeja a las desaparecidas Torres Gemelas, pero con una planta de formas curvas.

- Torre Titania. La última incorporación a la zona lleva la firma de los arquitectos Pablo Muñoz y Pedro Vilata, y ocupa el espacio que dejó la malograda Torre Windsor cuando un incendio acabó con ella en Febrero de 2005, un suceso rodeado de muchas historias dignas de un programa de “Cuarto Milenio”.

La llamada Cuatro Torres Business Area (CTBA) es un conjunto de 4 rascacielos, los más altos de España, que se han convertido en un auténtico icono del skyline madrileño, y que resultan visibles desde muchos puntos de la ciudad y sus alrededores.

 La Torre de Cristal es obra del arquitecto argentino César Pelli (autor, entre otras obras, de las Torres Petronas de Kuala Lumpur) y alcanza 249 metros de altura, que le convierten en el edificio más alto de España. En su zona superior cuenta con un jardín vertical de 600 m².

La Torre Cepsa, que lleva el sello del insigne arquitecto británico Sir Norman Foster, se queda 1 metro por debajo en altura con respecto al anterior. Su estructura, que recuerda en cierto modo a una estantería, cuenta con un sistema de luces que puede recrear distintas composiciones.

La Torre PwC es la única de “padres” españoles, los arquitectos Carlos Rubio Carvajal y Enrique Álvarez-Sala Walter, y alcanza 236 metros de altura. Su fachada recuerda en cierto modo a la piel de un reptil, ya que los vidrios que la recubren parecen escamas - no es una cuestión estética, sino aerodinámica, ya que esta disposición ofrece una menor resistencia al viento -.

La “pequeñina” del grupo es la Torre Espacio, pues “sólo” alcanza 230 metros de altura. Proyectada por el arquitecto estadounidense Henry N. Cobb, su estructura representa a la función matemática del coseno (la base es cuadrada, pero finaliza en una forma ojival).

Ya se han iniciado las obras del que será el quinto rascacielos de la zona, Caleido, que cuando se finalice en 2019, alcanzará los 180 metros de altura. No sabemos si obligará a cambiar el nombre de todo el complejo. Además, la reciente aprobación (después de casi un cuarto de siglo) del proyecto Distrito Castellana Norte añadirá nuevos rascacielos en esta zona de la ciudad.

A medio camino entre las dos zonas anteriormente descritas, en plena Plaza de Castilla, nos encontramos con otro hito de la arquitectura más vanguardista: la Puerta de Europa. Conocidas popularmente como las “Torres KIO” - su promotora fue la empresa kuwaití Kuwait Investments Office y su construcción no estuvo exenta de problemas -, se trata de dos torres gemelas de 114 metros de altura, e inclinadas 15º respecto a la vertical. Cuando se inauguraron en 1996 siguiendo los planos de los arquitectos estadounidenses John Burgee y Philip Johnson, fueron los primeros rascacielos inclinados construidos en el mundo.

El último rascacielos en incorporarse al paisaje urbano madrileño recibe el nombre de La Vela - recuerda a este elemento de los barcos - y es uno de 7 los edificios que conforman el complejo “Ciudad BBVA”. Son 93 metros de altura que llevan la firma del prestigioso estudio suizo de arquitectura Herzog & De Meuron, que atesora un Premio Pritzker.

Pero la modernidad no sólo se pone de manifiesto en forma de altas construcciones que suelen albergar oficinas de grandes empresas. En Madrid existen otros ejemplos de ese espíritu futurista de la ciudad:

- La Terminal 4 del Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez Madrid Barajas, comúnmente conocida como T4, es el punto de llegada de millones de turistas a la capital de España. Obra del británico Richard Rogers y del madrileño Estudio Lamela, recibió el Premio Stirling de arquitectura en 2006.

- La N@ve es el resultado de la transformación de la antigua fábrica de ascensores Boetticher en un centro de innovación y nuevas tecnologías. El edificio de 1944, conocido durante mucho tiempo como “la Catedral” por su inmenso tamaño, fue totalmente rehabilitado en 2011, confiriéndole un aspecto mucho más actual.

- El Edificio Mirador es un curioso conjunto de viviendas distribuidas en forma de manzana, pero vertical en lugar de horizontal. Por tanto, lo que en otras urbanizaciones sería la zona destinada a áreas comunes, aquí es un enorme “hueco”. Son 9 bloques distribuidos alrededor de dicho hueco, y diferenciados entre sí por el color de sus fachadas. Lo firman la arquitecta madrileña Blanca Lleó (ganadora de numerosos premios nacionales de arquitectura por diversas obras, como el Faro de Nules o el Ayuntamiento de Lorca) y el estudio holandés MVRDV (autores, entre otras obras, del Pabellón de Holanda de la Expo 2000 celebrada en Hannover).

- La Fundación Francisco Giner de los Ríos es otro ejemplo de modernización de un espacio, que en este caso era centenario. Los trabajos de rehabilitación, a cargo de la arquitecta madrileña Cristina Díaz Moreno y de Efrén García Grinda, recibió el 1^er Premio del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en 2015.