La Torre de Belém se encuentra a 6 kilómetros del núcleo más céntrico de Lisboa, data del siglo XVI y se ha convertido, hoy en día, en todo un símbolo de la ciudad, siendo una de sus imágenes más reconocibles. Está situada en el barrio de Belém, en la desembocadura del Tajo, elevando su estructura de piedra a modo de homenaje al glorioso tiempo de los Descubridores, cuando los barcos portugueses zarpaban rumbo a las Indias, Asia, África, etc. Se trata de unos de los principales atractivos de la zona de Belém cuyo interior, además, se puede visitar y vivir como un auténtico viaje en el tiempo.
Torre de Belém. Vista aérea
Torre de Belém. Detalle de balcón
Torre de Belém. Detalle de cruz
Torre de Belém. Detalle de las garitas
La Torre de Belém se construyó entre los años 1515 y 1519. Fue proyectada en estilo manuelino por Francisco de Arruda, arquitecto que había trabajado anteriormente en Marruecos y que no dudó en reflejar esa influencia árabe en algunos elementos arquitectónicos de la torre, tales como balcones, arcos y cúpulas. El conjunto incluye galerías, plantas de servicio, torres de vigilancia, escaleras, etc. Llaman la atención las almenas con forma de escudos que exhiben esferas armilares, cruces católicas, así como motivos naturalistas que hacen referencia a la época de las colonias. Además de las esculturas de San Vicente, patrón de Lisboa, llama también la atención la gárgola de un rinoceronte, animal que llegó por primera vez a Portugal en 1513, poco antes de la construcción de la torre.
Una incansable vigía de cinco siglos de historia que vio zarpar a los grandes Descubridores portugueses
Torre de Belém
Torre de Belém
Aunque la primera función de la Torre de Belém fue estrictamente defensiva, estratégicamente situada en la entrada del puerto para defenderlo de los ataques, con el tiempo fue empleada para otros menesteres. Entre sus siguientes funciones se cuentan la de servir como centro de aduanas, recaudación de impuestos e incluso como prisión. En 1983, la torre fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, reconociendo el valor artístico, simbólico y arquitectónico de esta construcción por la que muchos reconocen el semblante de Lisboa.
Los visitantes más curiosos podrán internarse en la torre y visitar la mayoría de sus dependencias, lo que les permitirá comprobar la cambiante función que la torre ha ido cumpliendo a lo largo de su historia. En general, los expertos describen su interior como un espacio “austero”, que el visitante puede recorrer a lo largo de 5 pisos comunicados por una estrechísima escalera de caracol. Tanto es así que, en los momentos más concurridos, la escalera obliga a los visitantes a respetar unos turnos para subir y bajar. La planta baja consta de 16 ventanas y varios cañones de tiro rasante que otrora se empleaban para la defensa de la ciudad y del puerto. En la zona más baja, de estilo gótico, se encuentran también los fosos de la torre, uno de sus espacios más inquietantes, que se utilizaban sobre todo en los tiempos en que la torre cumplía las veces de prisión.
Las zonas más altas de la torre estaban destinadas a los espacios más nobles, como la “Sala del Gobernador”, la “Sala de los Reyes” (con techo elíptico y una chimenea con semiesferas), la “Sala de audiencias”, e incluso una capilla. La planta más alta corresponde a la terraza.
Terraza del baluarte, Torre de Belém
Detalles escultóricos en la zona superior del baluarte
Cañón de la torre
Descripción:Disfruta de tu estancia en Lisboa en el Hotel Palacio do Governador, situado en uno de los barrios más céntricos y famosos de la capital: Belém.
Puedes compartir esta información