Estepona

La historia de Estepona comenzó mucho tiempo atrás, cuando fenicios, romanos y árabes habitaron este trozo de tierra que se ha convertido con el paso de los años en un destino muy turístico de la Costa del Sol. La intensa vida que gira en torno a su puerto, su fuerte planta hotelera y sus campos de golf han hecho que Estepona pueda ofrecer un turismo de calidad.

El casco histórico de Estepona transmite historia y alegría al mismo tiempo. El mayor encanto es recorrer sus calles blancas peatonales vestidas de flores y macetas que adornan sin cesar cada rincón de la localidad. De hecho, la Plaza de las Flores es uno de esos lugares al aire libre donde residentes y turistas se reúnen para disfrutar de un buen aperitivo en alguna de sus numerosas terrazas. En ella se sitúa la Casa de las Tejerinas, un edificio de carácter cultural con un bello interior que es muy recomendable visitar.

Un paseo por estas calles ofrece la posibilidad de ver los restos del Castillo de San Luis, que se construyó para aumentar la capacidad defensiva de las murallas árabes, la Iglesia de los Remedios o la Torre del Reloj, que le debe su nombre al reloj de sol instalado en ella desde principios del siglo XX.

La vida de Estepona está muy ligada a la pesca y al mar, y la muestra de ello son el puerto deportivo y pesquero que tanta vida aportan a la localidad. Este, encabezado por el Faro de Punta Doncella, marca el comienzo del luminoso y animado paseo marítimo de Estepona, que se extiende hasta la Playa de La Rada, la cual cubre fácilmente el centro con sus 3 kilómetros. Aunque es la más representativa, existe otra más pequeña con mucho encanto al otro lado del puerto, la Playa del Cristo, una cala de aguas poco profundas y tranquilas perfectas para ir con niños.

Hacia el lado oeste tienen lugar playas más naturales y prácticamente salvajes que son frecuentadas principalmente por aquellos que residen en las urbanizaciones vecinas. Algunos ejemplos son la Playa Bahía Dorada, la Playa de Arroyo Vaquero y la Playa de Costa Natura, destinada sobre todo a un público nudista.

Las playas de la parte este de Estepona son largas, cuyas aguas sirven mucho más que para un agradable baño, pues en algunas de ellas se practican deportes náuticos. Generalmente Playa Bella, Playa de la Atalaya y Playa Pinillos, entre muchas otras, son menos concurridas que las playas del centro urbano y están situadas en un entorno mucho más vegetal.

Se trata del mayor orquidario de España, un enorme jardín botánico que ocupa una extensión aproximada de 1.000 metros cuadrados en el que se pueden observar unas 5.000 plantas, de las cuales 1.300 son diferentes especies de orquídeas procedentes de todas partes del mundo.

Es un referente para los amantes de las flores y los árboles porque además de orquídeas es posible ver otras especies destacadas como la Cananga Odorata, la Bixa Orellana y otra conocida coloquialmente con el nombre de “la Palmera de laca”. Todo esto sumado a un gran lago, una cascada de más de 15 metros, unos jardines verticales y 3 cúpulas de cristal, hacen de este complejo un atractivo totalmente irresistible.