Jerez de la Frontera

Esta localidad es conocida a nivel nacional por su tradición ecuestre, flamenca y taurina, aunque también lo es por su famoso vino. Muchos la llaman Jerez, pero su nombre ha ido sufriendo modificaciones a lo largo del tiempo debido a las diferentes civilizaciones de fenicios, romanos y árabes que en ella han estado conviviendo y que han ido aportando recursos para crear lo que es hoy en día: una ciudad monumental.

Esta catedral de piedra, más conocida como Catedral de Jerez, se sitúa sobre la remota Mezquita Mayor de Jerez y la antigua Iglesia de San Salvador. Procede del siglo XVII y supone una mezcla de estilos gótico, barroco y neoclásico.  

Las capillas de las Ánimas, del Sagrario y de la Inmaculada son algunas de sus partes internas más significativas, aunque el Museo Catedralicio también cuenta con dos obras importantes: La Virgen Niña, de Zurbarán, y El Tahonero, de Juan Rodríguez. De su parte exterior sobresalen la cúpula, la torre y sus fachadas con columnas corintias. 

La Iglesia de San Miguel es el edificio religioso más grande de Jerez y se caracteriza por la mezcla de estilos que la componen: barroco, gótico jerezano y renacimiento, los cuales le han ido otorgando gran belleza y motivo por el cual fue declarada Monumento Nacional. 

Esta, que forma parte del conjunto monumental de la Catedral de Jerez, muestra varios elementos interiores de los que cabe destacar el retablo mayor, obra del escultor Juan Martínez Montañés, y la Capilla del Socorro, obra de Pedro Fernández de la Zarza. En su parte exterior despuntan la torre y la fachada. 

El Alcázar de Jerez se levantó en el siglo XII y es uno de los edificios más simbólicos de la localidad. Es también uno de los pocos ejemplos de arquitectura almohade de la península ibérica, acompañado de una muralla, cuyo perímetro de 4 kilómetros encerraba una ciudad de 46 hectáreas en el pasado. 

De lo que fue el alcázar islámico aún se conservan algunas partes: la mezquita, las dos puertas, los baños árabes, el Pabellón del patio de Doña Blanca y la torre octógona. 

De etapas posteriores resalta la Torre del Homenaje, el Molino de Aceite y el Palacio de Villavicencio, un palacio señorial obra de don Lorenzo Fernández de Villavicencio que puede usarse como sala de reuniones o para celebrar actos similares. 

En la parte superior de la torre del palacio se ubica la Cámara Oscura, que consiste en un sistema óptico compuesto por un espejo y dos lentes de gran precisión que actúan como una cámara fotográfica captando y reflejando imágenes del exterior. De esta manera, los visitantes pueden llegar a conocer algunos de los monumentos más emblemáticos de Jerez sin salir del Alcázar. 

A unos 5 kilómetros de Jerez de la Frontera está situada la Cartuja de Santa María de la Defensión, declarada Monumento Nacional en 1856. Se trata de uno de los monasterios de la Orden Cartujana más bellos de España debido a su calidad artística. 

Su construcción no data de un solo año, pues ha sufrido varias remodelaciones y ampliaciones a lo largo del tiempo para convertirse en el templo que es hoy en día, del que destaca el gran claustro, la fachada, la Sillería del Coro y el retablo principal. 

Esta cartuja fue ocupada por monjes hasta que en el año 2002 pasó a ser la residencia de la orden femenina de las Hermanas de Belén. 

La Bodega Williams-Humbert acoge el Museo del Jerez, que alberga piezas bodegueras procedentes del siglo XVII para dar a conocer el proceso de elaboración del vino.  

La bodega, con más de 125 años y fundada por Alexander Williams, admirador de los productos jerezanos, y Arthur Humbert, experto en relaciones internacionales, se ha convertido en una de las firmas más prestigiosas en el campo del enoturismo a nivel mundial. 

Sus instalaciones alcanzan los 180000 m2 y aún conservan vinos y brandies en botas de roble originarios de la época de su fundación. En ellas se puede realizar una cata de vinos, visitar los viñedos y hasta contemplar un espectáculo ecuestre en determinados días de la semana. 

Este museo está instalado en el edificio que ocupa la Fundación Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, cuyas salas también son visitables. Fue inaugurado en 2005 con el objetivo de mostrar el arte de la equitación, su estudio, su evolución en el tiempo y su difusión. Para ello el recorrido va pasando por una serie de espacios que facilitan el aprendizaje de este arte, pues algunos de sus puntos más significativos son las cuadras, el picadero cubierto que se convierte en el escenario de un verdadero ballet ecuestre, el jardín botánico y la guarnicionería, entre otros. 

Gracias a las 11 salas del museo es posible conocer la importancia que siempre ha tenido el caballo en Andalucía. 

Jerez cuenta con una amplia gama de vinos con unas características tan específicas que no es posible encontrarlos en otra parte del mundo. Sus matices son realmente variados y, por supuesto, maridan a la perfección con recetas tradicionales y vanguardistas. Finos, olorosos y amontillados inundan las calles de esta localidad para enamorar a cada uno de sus visitantes. 

La mejor forma de catar estos exquisitos vinos es hacerlo en los tabancos, que son típicas tabernas jerezanas donde este brebaje se sirve en vasos cortos directamente de la bota, lo que le confiere un toque realmente especial. Estos han ido evolucionando y adaptándose al ajetreado turismo que se vive en Jerez, ofreciendo a los viajeros auténticos lugares de reunión para beber y tapear mientras se disfruta del flamenco en vivo y en directo.