Son un conjunto de pueblos que pertenecen a la Sierra de Cádiz y a una parte de la Sierra de Grazalema que guardan una arquitectura popular típica de toda Andalucía. En el trazado empinado y estrecho de sus calles, que guardan casas donde predominan los patios interiores, se pueden observar unos orígenes romanos y árabes que han dejado huella hasta el día de hoy. A continuación, se muestra una selección de las localidades más destacadas de la zona norte y sur de la sierra.
Los Pueblos Blancos, mucho más que cultura y naturaleza, son un verdadero símbolo del legado andalusí
La ruta por los Pueblos blancos de la zona norte ofrece a los visitantes la posibilidad de contemplar la belleza de su patrimonio arquitectónico y cultural procedente de épocas pasadas.
Uno de los municipios más emblemáticos es Arcos de la Frontera, situado en un cerro junto al río Guadalete, el cual alberga un centro urbano amurallado que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en marzo de 1962. De sus estrechas e inclinadas calles destacan algunos monumentos como la Basílica de Santa María de la Asunción y su órgano, el Castillo de los Duques, la Puerta de Matrera y la Iglesia de San Pedro. A escasos kilómetros está situado el Lago de Arcos, un embalse ideal en el que se pueden practicar diversos deportes náuticos para pasar un día de auténtica aventura. Además, es altamente recomendable visitar este destino durante la Semana Santa.
Basílica de Santa María de la Asunción
Iglesia de San Pedro
Lago de Arcos
Setenil de las Bodegas es uno de los destinos más turísticos de esta serranía y es que su belleza es incomparable, ya que muchas de sus casas se han construido sobre y bajo la roca, como si de cuevas se tratase. De hecho, uno de sus puntos más emblemáticos lo forman la Calle de la Cueva de la Sombra y la Calle de las Cuevas del Sol, que reflejan la peculiaridad de la piedra, muy característica de esta población. Además de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación y la Ermita de Nuestra Señora del Carmen, sus atractivos patrimoniales se ven completados por otras construcciones como su castillo de origen medieval, que se sitúa en la parte más elevada de Setenil.
Unos kilómetros más adelante está Villamartín, localizado en el corazón de la Sierra de Cádiz como un vasto manto blanco que se extiende a lo largo de fértiles campiñas. Sus monumentos más sobresalientes son religiosos, entre los que se sitúan la Iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes y la Ermita de Nuestra Señora de las Montañas, y casas señoriales como el Palacio de los Ríos. También es interesante hacer una visita al Dolmen de Alberite, uno de los más antiguos de la Península y el Castillo de Matrera, una fortaleza construida por los musulmanes que fue declarada Bien de Interés Cultural en 1985.
Olvera es una localidad dedicada al cultivo del olivo y a la producción de un aceite de calidad que ha conseguido la Denominación de Origen Sierra de Cádiz. Cuenta con un casco urbano que ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico y que es un fiel reflejo de la herencia andalusí y de la belleza monumental de la localidad. Entre sus atractivos más significativos se encuentran el castillo árabe que todavía conserva la Torre del Homenaje, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, el Convento de Caños Santos y la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación.
Setenil de las Bodegas
Calles de Olvera
Plaza Mayor de Bornos
Otra de las opciones más aconsejables es visitar Alcalá del Valle, que, de forma similar al resto de pueblos de esta sierra, conserva una arquitectura popular de origen musulmán formada por balcones de flores y casas encaladas. Esta distribución típica de Andalucía va acompañada de edificios relevantes como la Iglesia de Santa María del Valle, el Cortijo de la Cacería, la Ermita del Cristo de la Misericordia y el Convento franciscano de Caños Santos.
El territorio norte está compuesto también de otras poblaciones de interés que pueden incluirse en este recorrido: Bornos, Algodonales y Espera son algunos de los más visitados.
El recorrido por los Pueblos blancos de la zona sur mezcla la magia de la naturaleza de la Sierra de Grazalema y la sobriedad de la cultura, gastronomía, arte e historia que inunda cada uno de ellos.
Justamente a los pies de la Sierra de Grazalema se asoma Ubrique, que se caracteriza por unir la riqueza patrimonial del destino con la riqueza natural de su entorno. A pesar de que la localidad sea de origen romano y albergue monumentos árabes como la Fortaleza de Cardena o el Castillo de Fátima, su centro histórico tiene un trazado medieval en el que predominan calles angostas, plazas protagonizadas por fuentes y templos religiosos de estilo barroco como la Iglesia de San Antonio y el Convento de Capuchinos. Por otro lado, es importante resaltar que este paraje natural es perfecto para practicar senderismo, pesca y avistamiento de aves.
Pueblo de Ubrique
Vistas de Grazalema
Calles de Benamahoma
La ruta continúa por El Bosque, un municipio que tan solo por su nombre ya invita a disfrutar de la naturaleza de la Sierra de Albarracín, un entorno formado de exuberante selva y manantiales de aguas medicinales que favorecen la práctica del turismo activo, sobre todo porque este territorio cuenta con las condiciones idóneas para realizar deportes aéreos como el parapente y el ala-delta. En cuanto a su legado patrimonial cabe destacar la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, la Ermita del Calvario, la Plaza de Toros y las ruinas del Castillo de Tavizna, que pertenecen al Jardín Botánico El Castillejo.
En el corazón de la Sierra de Grazalema está ubicado el municipio que lleva el mismo nombre, el cual ofrece un bonito casco urbano modelado por romanos, árabes y cristianos. La huella que han ido dejando a lo largo de los siglos puede observarse en cada una de sus calles y plazas, pequeños lugares que albergan iglesias, ermitas y fuentes superpuestas bajo un mismo manto blanco. Un buen ejemplo de esto serían la Iglesia barroca de Nuestra Señora de la Aurora, la Iglesia de San José o la Iglesia de San Juan. Muy cerca se sitúa Benamahoma, una pedanía de gran influencia árabe que celebra con mucho entusiasmo la fiesta de Moros y Cristianos, y que ofrece la oportunidad de disfrutar de propuestas de ocio como el senderismo.
Zahara de la Sierra es otra de las localizaciones con mayor encanto de los reconocidos Pueblos blancos. Su naturaleza exquisita cuenta con el embalse Zahara-El Gastor, que permite experimentar actividades de aventura y disfrutar de un gratificante baño en la playa interior ubicada en el área recreativa de Arroyomolinos. La fundación de Zahara se remonta a la época musulmana, de la que hoy en día conserva una distribución urbana andalusí, el castillo y su Torre del Homenaje. Sus calles escalonadas albergan otro tipo de atractivos como la Torre del Reloj y la Iglesia de Santa María de la Mesa.
En la zona sur existen otras localidades como Prado del Rey y Villaluenga del Rosario que también son merecedoras de una visita.
-El Parque Natural de la Sierra de Grazalema es el lugar ideal para observar al buitre leonado, ya que aquí tiene una de las mayores colonias de Europa.
-El nombre de “Pueblos blancos” procede de la antigua costumbre que tenían los andaluces de blanquear las fachadas de sus casas.
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