Conocido por sus parajes naturales, este municipio de la Costa Blanca es una combinación perfecta de mar, montaña y cultura. Situado a orillas del Mediterráneo, la bahía cuenta con más de 8 kilómetros de costa donde se alternan pequeñas calas y zonas de acantilados.
Una antigua ciudad amurallada, hoy llena de arte, donde disfrutar del sol y del mar
Como buena zona costera, existen infinidad de playas para elegir, siendo las más conocidas las de Cap Negret, Cap Blanc, La Roda o la Punta de Mascarat, una de las más impresionantes por su agua turquesa y cristalina e idónea para la práctica de deportes acuáticos y náuticos. Si lo que prefieres es una playa virgen y con más tranquilidad, frente a la playa de l’Olla se sitúa un pequeño islote al que se puede llegar en kayak e incluso nadando.
Para los más aventureros, Altea también ofrece infinidad de lugares, entre los que destacan la ruta por el cañón del Mascarat, un estrecho desfiladero de separación con Calpe, con su correspondiente subida a la cima del Morro de Toix, desde donde se pueden apreciar las impresionantes vistas de la bahía. Otro de sus principales atractivos es el recorrido por Sierra Helada, protegido como parque natural, lleno de impresionantes acantilados entre sus montañas costeras.
Adentrándonos en el pueblo, destaca desde un primer momento su colorido blanco. Uno de sus monumentos principales es la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, el emblema alteano por excelencia, del cual destacan sus dos cúpulas azules que rompen con la estética blanca y son conocidas como “La Cúpula del Mediterráneo” por su belleza y esplendor.
Calles de Altea
Iglesia Nuestra Sra. del Consuelo
Otro de sus atractivos es el pueblo antiguo, popularmente conocido como “El Fornet”, una de las zonas más bonitas de la ciudad. También podemos visitar la Torre de la Galera, declarada Bien de interés Cultural, y la Iglesia Ortodoxa San Miguel Arcángel.
Este pequeño pueblo pesquero sigue conservando su arquitectura tradicional y estilo mediterráneo lleno de callecitas empinadas ideales para callejear y conocer sus rincones más secretos. Una de las peculiaridades de los alteanos es su pasión por el arte y por dibujar su mar. Por esta razón es tan típico encontrarse cafeterías o restaurantes en donde, además de tomarte algo y disfrutar del ambiente, podrás comprarte algún cuadro al óleo con alguna estampa propia del lugar.
Por último, hay que hacer una mención especial a su fiesta patronal, conocida como “Moros y cristianos” en honor del Santísimo Cristo del Sagrario y San Blas, celebrada la última semana de septiembre.
Respecto a su gastronomía, como buena zona de costa mediterránea, destacan sus productos obtenidos del mar y de la huerta, sin olvidar, la comida tradicional por excelencia de esta zona, los arroces. De hecho, en Altea tendrás la oportunidad de disfrutar de una gran cantidad de platos de arroz de diversos tipos, como la paella marinera, el Arròs a banda o el Caldero. ¿Te animas con un llamativo plato alteano de lo más singular? Prueba el erizo de mar, del que se comen las huevas directamente del caparazón.
- Altea fue lugar de residencia de escritores de prestigio como Rafael Alberti o Vicente Blasco Ibáñez.
- Altea puede presumir de tener la primera iglesia ortodoxa construida en España.
- Uno de los dulces típicos es la “mona”, masa de harina y huevos al horno cubierta de azúcar.
Descripción:Viaja a Altea y conoce todos sus rincones desde el hotel costero Cap Negret.
Descripción:El SH Villa Gadea es un hotel de lujo con estelo mediterráneo, ideal para pasar tus vacaciones diferentes en Altea.
Descripción:Este elegante hotel está cómodamente situado frente a la playa de cantos rodados de Altea.
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