Grand Hotel San Michele

Comentarios destacados

• Enrique M

  15 julio 2014
  Buena ubicación, refinada atención

  Tomamos la opción de quedarnos en un hotel con media pensión en nuestro viaje desde Taormina hasta Positano. Está a mitad camino, nos permitió visitar la Costa Viola (hermoso color del Tirreno), visitar Nicotera y Tropea antes de llegar en la tarde al hotel. No nos defraudó, fue encontar una hermosa mansión del S.XIX renovada, con exquisita elegancia. La cena magnífica en la terraza -una noche cálida con luna- muy buen servicio. La habitación amplia, con muebles de estilo, un balconcito con vista al mar... Baño completo, con buena ducha. El estacionamiento en un jardín, que después de recorrerlo debimos calificarlo como un parque, con bellas flores y enredaderas. Un lugar para desenchufarse por varios días. Nuestra estadía fue sólo una noche y la mañana siguiente, pero nos encantó el lugar. Fue una buena experiencia.

  

• Paula K

  21 mayo 2015
  Una experiencia increíble

  Un lugar mágico con una vista increíble, una atención muy esmerada y comida deliciosa. Fui en un viaje de negocios y quedé encantada! Recomiendo visitar el hotel, aunque no se alojen en el. Es hermoso!

  

• ArielSalort

  11 febrero 2016
  Hotel con excelente vista

  El hotel está ubicado en la cima de pequeño peñasco, desde donde se tiene una vista excepcional de la costa. El ambiente es muy pintoresco, y su personal muy amable. Una cosa que llama la atención es la posibilidad de bajar directamente a la playa mediante un elevador.

  

• 422willb

  23 septiembre 2020
  Two week stay

  This was our 3rd visit to the San Michele, the hotel is faultless, cleanliness, food, staff, all excellent. This hotel along with the beach is the closest thing to paradise. Many thanks again to Ornella for making our stay extra special.

  

• Mirta B

  01 septiembre 2018
  El hotel es magnífico, propio un castillo de cuentos!!!

  El hotel es típico de la época, las habitaciones son muy cómodas con unas vistas a los jardines, cultivos de vid, frutillas, cancha de golf, es hermoso. Hay muchos jardines, hay senderos para caminar y conocer los campos cultivados. Tiene una playa privada que se llega con un ascensor, después de pasar la calle por arriba, porque el hotel está construido sobre la parte más alta de la colina, se llega al ascensor que está dentro de la montaña, se tarda unos unos minutos en bajar, y se llega a una playa privada del propio hotel. Es pequeña pero hermosa, tiene piedras es más oscura por el lecho de piedras pero tibia, como en Tropea, hay peces, podés comer ahí en la terraza de la playa, no hay muchas propuestas pero vale la vale la pena estar comiendo con esa vista. Lo único negativo que las pocas horas se desató una tormenta, mucha lluvia y truenos, que retumbaban en la montaña, quisimos volver, subimos al ascensor y al ratito que estábamos subiendo se detuvo en el medio de la montaña, al ser cerrado, nos dió mucho miedo, sentimos pánico, eso ocurrió tres veces, se cortó la luz, la verdad nos asustamos mucho. Cuando regresó la luz el ascensor nos bajó de vuelta a la playa, vino gente a buscarnos y junto con otras parejas tuvimos que volver por un camino rodeando la montaña. En realidad fue una experiencia traumática pero después de caminar bajo la lluvia y en un lugar paradisíaco, nos olvidamos de ese mal trance. Los desayunos se toman en unas terrazas enormes con vista a la playa, había de todo, muy fresco y variado. La atención de la gente es fantástica.