Banyan Tree Lijiang

Comentarios destacados

• ManuEhR

  31 enero 2010
  de lo mejor

  todo excelente, no hay habitaciones, sino lujosas villas y el spaa.... insuperable

  

• IDABarcelona

  13 noviembre 2011
  ESPECTACULAR

  Es un resort a las afueras de Lijiang, de hecho está mucho más cerca del pueblo de Shuhe, que no conviene perderse. El hotel es espectacular, compuesto de casitas de dos pisos o villas, formando una especie de pueblo artificial. La entrada al recinto es espectacular, con una recepción abierta, con vistas al lago y la pagoda en su centro. El complejo está rodeado de montañas y el entorno es idílico. Nosotros nos alojamos en una suite, que tiene un pequeño distribuidor al entrar, que separa el baño del dormitorio. El baño es grande y tiene una buena bañera, con ducha separada. Tiene dos pilas separadas, con las "amenities" separadas para cada uno. También tenemos albornoces, kimonos y zapatillas para cada uno. La cama es grande y cómoda y está en el centro del dormitorio, con mesillas a los lados, con despertador, agua y un detallito diferente cada noche. Más adelante, pasando unas puertas correderas, se encuentra la zona de estar y el escritorio. Aquí hay un sofá enorme, para ver la tele recostado, jugar al Go, escuchar alguno de los CDs o tumbarse a leer. El mueble bar está muy bien surtido y hay tés y cafés de cortesía. El escritorio es grande y cómodo y la habitación dispone de conexión WI-FI gratuita. Pasada esta zona, se pasa al pequeño jardín, con un porche con mesas y sillas en el que tomar algo o ver las montañas. También recomiendo cenar en el restaurante del hotel, junto al lago (hay cocina china y occidental), ya que por la noche, además de poder disfrutar de una buena comida, se encienden los típicos farolillos rojos y la vista del lago es preciosa.

  

• Sandra12316

  01 septiembre 2014
  Simplemente Espectacular

  No bien entrar a este hotel uno queda maravillado con su vista. Nuestra villa de dos habitaciones era realmente increíble, enorme jardín con jacuzzi, escritorios, salas de estar varias, comedor, baños lindísimos. Mención aparte merecen las camas y almohadas simplemente espectaculares de las mejores que me han tocado. Los 2 restaurantes muy buenos y con excelente servicio. Es un hotel que merece quedarse todo un día sin salir sólo para disfrutarlo.

  

• Maria Rosa E

  09 noviembre 2014
  maravilloso

  Hotel que está a las afueras de la ciudad, pero en un lugar priviligiado con vistas extraordinarias de las montañas nevadas al fondo. Es un paysaje de postal. Tiene dos restaurantes uno más oriental y otro más occidental con cubiertos y platos más comunes para nosotros. Los dos son buenos, asi como el desayuno, con mucha variedad de platos. El problema es que el personal no tiene los mínimos conocimientos de inglés y es díficil entenderse, sólo una persona está capacitada y si ésta no está... La dirección del hotel tendría que dar un mínimo de formación a algunos camareros para poder comunicarse. Las Garden Villas se componen de un cuarto amplio con un gran baño con luz natural y un salón donde poder descansar o escribir, todo ello separado por puertas correderas. El único inconveniente es que la cama está rodeada de un borde de madera bastante ancho lo que dificulta el subir y bajar, eso si muy bonito, pero poco práctico, sobre todo por la noche. El Wifi gratis funciona a veces si y otras no. Por la noche la iluminación de la pagoda y del jardin con unos farolillos lo hace mágico.

  

• DulceX

  04 septiembre 2016
  Encantador y delicado cuento de hadas oriental.

  El hotel Banyan Tree Lijiang, situado en la provincia de Yunnan, China, es un encantador y delicado cuento de hadas oriental. Toda la esencia de lo que entendemos por Oriente en Europa está allí recogida de una manera mágica. La cultura Naxi de la zona inspira su arquitectura. Los Naxi son descendientes de los nómadas Qiang, una de las etnias más antiguas de China leo en un folleto que nos han dejado al hacer el check-in-, que durante la Revolución Cultural fue muy perseguida, sobre todo su música, pero también el resto de sus tradiciones. Y al igual que las de los Naxi las 55 habitaciones del hotel están construidas alrededor de un patio central, en forma de villas con una arquitectura simple, conservando, sin embargo, una complejidad barroca en puertas y ventanas y mezcladas en un suave laberinto formidable, de grandes patios, paseos y jardines que dan al hotel un atractivo exótico multiplicado al contemplar la legendaria monumentalidad de la Montaña Nevada del Dragón de Jade. Decido pasar un rato en el jardín de mi habitación. Es una villa que según el folleto- retrata con precisión la antigua cultura Naxi reflejando el matrimonio de los chinos Han con la civilización tibetana. Me gusta. Está decorada en el estilo local con una mezcla rica de profundos colores rojizos, tonos de oro y techos tradicionales de teja, entre negra y gris, y piedra tradicional, que parece estar allí colocada desde hace miles de años. Cada villa cuenta con su propio jardín privado. Espero por Salma allí durante un rato, leyendo un libro de cultura Naxi que hay en la habitación. Oscurece pronto, es un lugar frío, rodeado de montañas, a 2000 metros de altitud, donde lo exótico no termina con la decoración. Todos los detalles están pensados para que den ganas de dejar el mundo atrás cuando te adentras a recorrer sus largos caminos entre las villas hacia la Pagoda Central. Las calles adoquinadas, o hechas con piedras grandes desordenadas pero a la vez en perfecto orden, las zonas de cayados, todo en el gris de la piedra local, en el gris de las montañas que nos rodean. El hotel Banyan Tree de Lijiang ha ganado múltiples premios como Resort, y contiene el espíritu de la ciudad de Lijiang, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO apenas dos años antes de La Laguna, en 1997. Lijiang hace honor a su sobrenombre de la Venecia de Oriente y en Banyan Tree Lijiang lo celebran jugando con el agua que crea centelleantes reflejos en los árboles, paredes y juega con la iluminación de manera magistral. En este hotel la arquitectura tradicional se armoniza con el ritmo que la modernidad global ha traído a China en los últimos decenios, produciendo una mezcla dulce y elegante de orientalismo que extiende la perseguida perfección del viejo mundo a la nueva China opulenta y adoradora del confort de hoy. En cada villa puedes encontrar objetos de arte locales colocados con un gusto refinado que añaden un toque exótico, de santuario clásico, a cada habitación.