Balneario de Almeida La Dama Verde

Comentarios destacados

• Boletus0

  19 julio 2020
  Personal inmejorable, marco natural incomparable

  Es uno de los mejores balnearios que he visitado. Es pequeño pero muy acogedor. Muy bien situado a 44 kms de Zamora y cerca de los Arribes del Duero, en un entorno de naturaleza pura. El trato del personal es de 10. Hemos estado muy agusto al coincidir con una temporada de baja ocupación. Volveremos.

  

• anaegrandes

  16 agosto 2020
  Una experiencia mística

  La recepción esta muy bien atendida por Andrea En el restaurante la cocina sorprende gratamente siendo sus viandas servidas por Ángel, todo amabilidad. Además cuenta con la inestimable presencia de Teresa, una gran señora donde las haya. El spa y todas las dependencias transmiten paz e intimidad. La decoración, los espacios exteriores son en sí una experiencia mística y mágica sobre todo de noche. Muy recomendable.

  

• FernandoR3605

  30 agosto 2020
  Tranquilidad

  Balneario tranquilo, retirado de la ciudad y bien atendido por el personal. Visita en familia con paseo, visita al spa y cenas . Hay algunas zonas del recinto que se podrían mejorar como tejados y alrededores.

  

• pilara353

  27 septiembre 2020
  Maravilla de balneario

  Si buscas tranquilidad, relax y unas buenas aguas, no lo dudes, éste es tu sitio! Trato exquisito, buena comida y un entorno entrañable. Los alrededores también son dignos de explorar. Ah! y está abierto, hasta ayer estuvimos allí (26/09/20)

  

• ElsaN152

  13 octubre 2020
  Un fin de semana con agua mineromedicinal

  Elegir La Dama verde y su entorno es un placer para los cinco sentidos. Esta ubicado en un llano y en un enclave maravilloso Almeida de Sayago, Zamora donde brota el agua mineromedicinal y que dio lugar a la construcción y cerca de Fermoselle. El edificio muy bien conservado desde su apertura a principios de siglo, te transporta ni bien llegas a esas estancias de familias llegadas de diversos lugares, con baúles y trajes blancos y pamelas. Cuenta delante del edificio con una curiosa estructura circular con una palmera que, antiguamente era la pista de baile de aquellas fiestas nocturnas donde una orquesta tocaría y los clientes bailarían a su alrededor. El paisaje es hermoso, robles de una gran antigüedad y que se han mantenido a pesar de las reformas de ampliación, integrándolos en el interior del edificio. Una hiedra que recorre la fachada y unos ventanales grandes con cuarterones. Las habitaciones están decoradas con muy buen gusto y los sanitarios y lavabos tienen forma de concha marina. El comedor del desayuno tiene unas vistas infinitas y un roble en el centro que hace la delicia de quien allí desayuna un buffet muy completo. El circuito termal es muy agradable y muy bien asesorado. El personal excelente: Direccion, Recepción y Asesores que te explican, orientan y tratan de hacer tu estancia más agradable, si cabe. Un lugar inolvidable, un viaje en el tiempo pero con todas las comodidades. Una gran elección para el descanso y el encanto.