Cuando pensamos en Acción de Gracias inmediatamente nos vienen a la cabeza imágenes de pavos enormes y bien rellenos que se trinchan con un enorme cuchillo; familias sentadas alrededor de esas aves - unas bien avenidas y muy felices por el reencuentro, otras que tratan de sortear como pueden la tensión del momento porque se han reunido más por compromiso que otra cosa -; grandes nevadas que cierran aeropuertos e impiden a muchas personas llegar a sus lugares de origen para celebrar este día con sus seres queridos, pero que encuentran consuelo con quienes se han quedado atrapados en la terminal como ellos… ¡Qué malas son las típicas películas de las sobremesas de los fines de semana otoñales! Pero aunque Hollywood se empeñe en hacernos creer que el Thanksgiving Day es algo muy estadounidense, lo cierto es que sus orígenes son europeos y su celebración también es importante en países muy dispares. Acompáñame en este breve repaso por la historia de esta festividad y las distintas formas de celebrarla a lo largo y ancho del mundo.
Desde que surgió la agricultura y el hombre dejó de desplazarse de un lugar a otro siguiendo las migraciones de los animales que cazaban, el final de la cosecha ha estado ligado a celebraciones y, por la influencia de los sentimientos religiosos, a ofrendas para agradecer su abundancia cuando resultaban buenas, o para pedir otras mejores la temporada siguiente cuando no lo eran
También en la época de las grandes expediciones y descubrimientos, y los consiguientes movimientos migratorios, llevaron aparejadas celebraciones de agradecimiento por haber arribado sanos y salvos a las nuevas tierras.
Pero podemos decir que los antecedentes del Día de Acción de Gracias como lo conocemos hoy en día debemos buscarlo en la reforma anglicana de principios del siglo XVI bajo el reinado de Enrique VIII. Ante hechos desgraciados, que se entendían como resultado de un juicio divino a la acción humana, se celebraban Días de Ayuno. En contraposición, para eventos afortunados - que, consecuentemente, acontecían por el buen comportamiento a los ojos de Dios - se celebraban Días de “dar gracias”. Los colonos británicos llegados a América llevaron consigo estas tradiciones, como John Smith como uno de los más destacados.
En el caso del vecino del norte, fueron los colonos franceses los que celebraban sus Jours de l’action de grâce tras finalizar la cosecha, que se fueron enriqueciendo conforme otros europeos iban llegando al país y aportaban sus propias costumbres. Años más tarde, la Guerra de Independencia en Estados Unidos provocó que numerosos lealistas - los partidarios de permanecer bajo la Corona Británica - huyeran hacia Canadá y llevaran consigo todos los elementos propios del Thanksgiving estadounidense que todos conocemos, y que terminaron por imponerse sobre el resto, con el pavo a la cabeza.
Aun así, y pese a las evidentes similitudes, hay algunas particularidades que diferencian las celebraciones en uno y otro país. Por ejemplo, mientras en Estados Unidos se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre, en Canadá tiene lugar el segundo lunes de octubre. O mientras en el primero, el tradicional pumpkin pie (pastel de calabaza) es dulce, en el segundo resulta un tanto picante por el uso de jengibre, nuez moscada, canela y clavo.
Alemania celebra el Festival de Agradecimiento de la Cosecha el primer domingo de octubre, con un marcado acento religioso. Lo más destacado son sus procesiones de farolillos y, sobre todo, las bellísimas composiciones decorativas que se realizan en las iglesias con elementos propios de la cosecha (como mazorcas, frutas y verduras, e incluso panes).
En algunas localidades se elige a la “reina de la cosecha”. En otras, se preparan cestos con productos cosechados y que posteriormente se entregan a los más necesitados. Y en otras se elabora una especie de corona que se coloca en un sitio prominente del hogar.
En la región de Baviera, los festivales de la cerveza - como el Oktoberfest - tienen lugar en fechas próximas al Erntedankfest.
India, siendo como es un subcontinente en sí mismo, no es extraño que existan diferentes celebraciones de agradecimiento en distintas regiones indias.
Los tamiles de la región de Tamil Nadu, y coincidiendo con el solsticio de invierno, celebran el Thai Pongal, un festival de la cosecha en honor al dios del Sol, Surya - a quien ofrecen los primeros granos de arroz de la temporada en lo que se denomina el “Surya Mangalyam” -. Los hogares se embellecen con decoraciones realizadas con harina de arroz y hojas de banana y mango.
En otras regiones este festival se denomina Makar Sankranati y, además de cánticos y danzas, se suele acudir a ríos y lagos sagrados a bañarse para dar gracias a Dios. También es frecuente que los niños vuelen cometas o que vayan de casa en casa en una suerte de “truco o trato”.
En Odisha, por su parte, se celebra el Pus Puni, en el que se agradece a la Madre Naturaleza la buena cosecha. La costumbre en esta festividad es compartir con familiares y amigos la comida que se prepara con los productos recolectados. Sin embargo, lo más especial de esta celebración es lo que se denomina el Chher-Chheraa: los niños y niñas recorren sus aldeas pidiendo un puñado de granos en cada casa, con los que preparan distintos platos en un lugar apartado mientras cantan y bailan en una especie de festival infantil. Los platos son después distribuidos entre los más necesitados de sus comunidades.
Filipinas fue colonia española durante muchos siglos, pero apenas quedan ya vestigios de nuestra cultura en él. Los estadounidenses, por su parte, no llegaron a estar ni 50 años y, sin embargo, sí consiguieron una clara influencia en la sociedad actual.
Pero con Acción de Gracias los filipinos han tenido una relación de amor-odio. Durante la época colonial americana celebraban esta fiesta el mismo día que en la metrópoli, así como durante la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial - cuando se vieron obligados a celebrarla en secreto -, y con posterioridad hasta 1969, cuando cayó en el olvido. Con la llegada del dictador Marcos se restauró, pero pasó a celebrarse el 21 de septiembre - curiosamente, la fecha en la que uno de sus primeros rivales políticos fue asesinado -, para volver a desdeñarse tras su derrocamiento en 1986. Recientemente, y más como un gancho comercial, poco a poco se vuelve a celebrar.
Liberia, situado en la costa oeste africana, este país fue fundado en el siglo XIX por esclavos liberados procedentes de Estados Unidos, lo que se tradujo en unos evidentes lazos culturales con dicho país - por ejemplo, su bandera recuerda mucho a la estadounidense -. No es pues extraño que se celebre el Thanksgiving Day, en el que no sólo se da gracias a Dios, sino también a los americanos por haberlos liberado y proporcionado un lugar donde establecerse.
Al igual que en Norteamérica, el Día de Acción de Gracias en Liberia supone la unión de las familias entorno a una mesa, si bien el pavo es sustituido por pollo asado acompañado por un guiso de judías verdes y puré de yuca, convenientemente sazonados con cayena y pimienta, lo que le da el toque picante propio de la cocina liberiana. La música y las danzas son también parte importante de la celebración.
Como ves, dedicar un día del año para agradecer lo que se tiene es algo más extendido de lo que pensamos - además de en estos países, también se hace en Holanda, en varias islas caribeñas, en Japón etc…
¿Y tú, celebras Acción de Gracias o has participado en una de estas celebraciones en alguna ocasión?