“La tierra del fuego y del hielo” como se conoce a la república de Islandia, cuenta con los volcanes más activos del mundo y los mayores glaciares del continente. Esta isla nórdica es un país muy pequeñito, con apenas 320.000 habitantes. Para que os hagáis una idea, Murcia cuenta con 440.000… y puestos a comparar, otro dato curioso es que, en su capital, Reykjavik, viven 120.000 habitantes, 20.600 más que las localidades del Camp Nou…
Quienes han visitado Islandia lo describen como único y mágico por sus paisajes de película, sus cientos de fallas, volcanes, géiseres, cascadas, fuentes termales, glaciares y campos de lava, por lo que no es de extrañar que sagas como “El señor de los anillos” o “Juego de tronos” se hayan inspirado en este país.
¿A quién no le gustaría explorar sus fiordos en kayak o sobrecogerse contemplando una aurora boreal? Si sueñas con hacer un circuito por Islandia, la remota isla del atlántico norte, no puedes perderte nuestros consejos.
La ruta más famosa es la de los escenarios de la serie “Juego de Tronos”: los glaciares Myrdalsjokull y Vatnajökull, el lago Myvatn, Thingvellir Akureyri y sus campos de lava, la cascada de Godafoss…Pero se han rodado allí muchas más películas y series: El parque natural de Vatnajökull ha sido también escenario de películas como “La vida secreta de Walter Mitty”, “007 Panorama para matar”, “Batman Begins” o “Tomb Rider”, mientras que Svínafellsjökull se convirtió en el planeta de hielo de Hoth en la saga Star Wars.
La Cascada Skogafoss, en cuya base se forma siempre un arco iris, ha sido también la localización de la película “Thor 2” y de la serie “Vikingos”, que también rodó en las playas negras de Vik el desembarco de Floki.
Por la noche, entre octubre y marzo, en el lago Kleifarvatn: un enclave perfecto para ver auroras boreales, ya que éstas se reflejan en el agua creando un espectáculo natural sin parangón. Está apenas a 20 minutos de Reykjavik, nos dio el tip un cazador local de auroras boreales y la experiencia fue inolvidable.
Pudimos verlas incluso con luna llena, así que sin duda es un buen spot. De hecho, muchas excursiones organizadas tienen como destino también ese enclave.
Bucear entre dos continentes en la falla de Silfra, en el Parque Natural de Thingvellir, frontera entre las placas tectónicas americana e indoeuropea. Dicen que son las aguas más cristalinas y puras del mundo, ya que llegan por vía subterránea desde un glaciar situado a 50 km. La erupción de un volcán taponó el curso del río con lava porosa, y en la actualidad las aguas tardan más de 35 años en llegar a la falla. La ausencia de vida, y por lo tanto de depósitos orgánicos, ofrece a los buceadores visibilidad a casi 100 metros de distancia.
Hacer trekking por un glaciar y sus cuevas es también una experiencia única: la sensación de oír crujir el hielo con miles de años de antigüedad bajo tus pies es indescriptible, y explorar las cuevas de hielo que mutan de un año para otro, una maravilla. Eso sí, hay que equiparse con ropa técnica, arnés, crampones, casco y piolet.
Por último, algo que no pudimos hacer, pero que sin duda probaremos en nuestra próxima visita al país: pasear en kayak entre icebergs en el lago del glaciar Jokulsarlon.
Sin duda, en coche, puesto que te da más libertad para salirte un poco del circuito y te da tiempo a ver muchas más cosas que con las excursiones organizadas (que además suelen ser bastante caras). Las carreteras son bastante buenas y están bien señalizadas, pero por si el clima o la naturaleza nos dan alguna sorpresa, todos los coches de alquiler ofrecen un servicio de alerta con geolocalización por si fuera necesario un rescate.
Eso sí, si se van a visitar las Highlands (Tierras Altas) hay que hacerlo con vehículos adaptados para la zona: se trata de coches, camionetas y autobuses 4×4 con ruedas gigantes conectadas a un depósito de aire para darles más o menos presión en función del terreno.
Muchísimas, pero sin duda hay varios momentos que despertarán la envidia de todos tus contactos:
Aguas termales: En el Blue Lagoon, disfrutando de un baño a 40º mientras en la superficie hace -10º, con una copa de prosecco en la mano, o posando frente al Gran Geyser en plena erupción.
Tierras volcánicas: Encaramada a las espectaculares formaciones basálticas, perfectamente geométricas, de la playa de Reynisfjara, o al borde del cráter Kerid con sus paredes rojizas que contrastan con el verde de los líquenes y su laguna turquesa.
Cascadas: El posado de rigor en la salvaje e impresionante Gullfoss, o en medio del arco iris que se forma todas las tardes en Skogafoss.
Reykjavik: Asomada a la impresionante fachada tridimensional de cristales de colores del Harpa, el edificio creado por el artista Olafur Eliasson junto al puerto, y también desde el mirador de la iglesia Hallgrímskirkja, con unas vistas impresionantes de toda la ciudad.