Hay quien defiende que sobre el adinerado lujo de las ciudades de la Costa Azul francesa, se impone el aristocrático y esplendoroso aura de la auténtica realeza que recubre las ciudades atlánticas. Y entre ellas, la ciudad capricho de Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, que escogió este viejo pueblo de pescadores para sus vacaciones estivales y con el tiempo la convirtió en la ciudad de moda de media Europa: Biarritz. Situada en la costa vasca del suroeste de Francia, Biarritz es una ciudad vascofrancesa que resulta ideal para vacaciones de verano, donde combinar el ambiente marítimo-vacacional, con un toque elegante, herencia de un pasado noble que la distingue más allá del “sol y playa”. Te contamos a continuación lo mejor de Biarritz.
Es el epicentro del verano en Biarritz, la Grande Plage, la playa con más ambiente que encontrarás en toda la ciudad, y en donde reinan, pintorescas, sus célebres casetas a rayas de colores situadas directamente sobre la arena.
Esta playa-icono, que conecta en nuestra mente con aquella del final de la película Muerte en Venecia (Visconti, 197X), está en pleno centro de Biarritz y ha atraído durante varios siglos a los bañistas más señoriales de Europa. Una playa de nivel…
Un hotel… que es emblema de la Biarritz más exclusiva, en pleno estilo Segundo Imperio. El Hotel du Palais lo mandó construir Napoleón III para su esposa, la emperatriz Eugenia de Montijo (como ves, no hay un nombre de mujer más importante en Biarritz), y aún conserva no solo el lujo propio con el que pretendía recibir y agasajar a la realeza francesa, británica y rusa del siglo XIX, sino también el toque exclusivo propio de los grandes hoteles europeos.
Hoy es un hotel de 5 estrellas no al alcance de todos los bolsillos, y un monumento de Biarritz por derecho histórico. Los pasillos y las estancias reales del Hotel du Palais de Biarritz te harán sentir la exclusividad de una nobleza a la que otrora se accedía… solo por la cuna
Y como todo gran edificio histórico, ¡tuvo su propio incendio! El suyo se produjo a comienzos del s.XX, pero fue reconstruido poco después.
La Rocher de la Vierge, o Roca de la Virgen, es una de las estampas más emblemáticas de Biarritz; ¡símbolo!, dicen algunos. Y si no es por la estatua de la Virgen, que te llama la atención, visítalo por las vistas desde el islote, y por su preciosa pasarela a la que se accede desde las alturas. Si miras hacia arriba, la estatua de la Virgen, debidamente bendecida por el cura de la ciudad en 1865; si miras a un lado, la vista inolvidable sobre la Grande Plage y sus casetas de colores; y si miras hacia el otro, la playa de la Costa de los Vascos. ¡360º de vistas para recordar!
Si viajas con niños, el plan de la Roca de la Virgen esconde un atractivo adicional inesperado: el Musèe de la Mer (o Museo del Mar). Tiene una fantástica estética Art Decó y combina una suerte de museo… ¡con uno de los acuarios más grandes de Francia!
En el otro “mejor lugar” de la ciudad, pensarán algunos. El Casino de Biarritz, situado casi en plena Grande Plage, es uno de sus edificios más representativos, construido en 1929 en riguroso art decó. Si te sientes con ganas de perder un dinerito, puedes probar suerte en sus tapetes, pero si no, el Casino tiene más planes para ti, como acudir a sus restaurantes interiores y echar un ojo a la programación de su teatro.
No tiene el ambiente de la Grande Plage (de la que es su continuación), pero eso es justo lo que aprecian los bañistas de la Playa de Miramar: un ambiente más tranquilo, y con un fondo de naturaleza más atractivo, por encontrarse más cerca de los acantilados sobre los que se eleva el faro de Biarritz.
La playa está puntuada por la presencia de una roca con nombre propio: la Roche Ronde, o Roca Redonda. Igual no te lo crees, pero en otro tiempo, las aguas de la Playa de Miramar eran célebres por sus efectos curativos… ¡venían de lejos a probar sus milagros!
Es una de las playas más bonitas de Biarritz, pintoresca y recogida, y muy próxima al centro de la ciudad. De hecho, al estar más resguardada, sufre menos la exposición al viento y resulta idónea para ir con niños.
¿Sabías que la también conocida como playa del Puerto Viejo era donde descargaban los barcos balleneros de Biarritz, en su época de pueblo pesquero, mucho antes de sus esplendores reales y que hoy es una playa “sin tabaco”? ¡ojo a los fumadores!
Al otro lado de la Roca de la Virgen, ya en dirección hacia las costas españolas, se encuentra la Playa de la Costa de los Vascos.
Normalmente, no se encuentran tan frecuentada por los bañistas, sobre todo al estar rodeada de pequeños acantilados. Es una playa muy apreciada por los surfistas, que es toda una pasión en Biarritz.
Otro de los lugares emblemáticos de la ciudad: el faro de Biarritz, construido sobre la parte más alta y más próxima al mar del cabo de Hainsart. Elevado a más de 70 metros de altura, el faro gobierna la ciudad como si fuera su vigilante día y noche, procurando una preciosa imagen romántica que queda siempre asociada al recuerdo de Biarritz.
Si lo deseas, puedes subir sus 250 escalones y disfrutar de unas vistas impresionantes sobre la bahía.
La Rocher du Basta es un delicioso enclave sobre un islote que se halla conectado a la costa por una bonita pasarela de piedra. Da acceso a un mirador desde el que se contemplan los grandes atractivos de Biarritz: prepárate para hacer preciosas fotos de la Grande Plage, del faro, del Puerto de los Pescadores, etc.
¡Ah! Y tampoco te pierdas el encantador espacio de playa que se halla bajo la pasarela.
Si dispones de tiempo extra, Biarritz tiene más cosas que no deberías perderte. Por ejemplo, la iglesia ortodoxa de la ciudad. ¿Qué pinta una iglesia ortodoxa en Biarritz? Seguro que no te resulta tan extraño si has visitado Niza, en la Costa Azul, en donde también encontrarás una preciosa iglesia ortodoxa. El florecimiento decimonónico de Biarritz atrajo a los viajeros rusos, sobre todo a los más pudientes, que hacia finales de siglo firmaron un acuerdo franco-ruso para dotar a la ciudad de un templo ortodoxo propio.
Te contamos más sobre la iglesia ortodoxa de Biarritz: Se construyó en 1892 con elementos decorativos traídos de San Petersburgo, y bajo el influjo del zar Alejandro III. A la inauguración acudieron importantes miembros de la familia real rusa. Después de la revolución rusa, el templo se quedó sin sus adinerados mecenas, por lo que hubo que celebrar todo tipo de eventos y galas para recaudar fondos con los que mantenerlo.
En Biarritz también encontrarás la iglesia de Santa Eugenia (¿qué te dijimos del nombre?), construida en 1903 y llamada así por la mujer de Napoleón III. Se construyó en estilo neogótico y llaman mucho la atención sus vidrieras: uno de los detalles que más gustan.
Si quieres probar el mejor pescado de la zona en un sitio de lo más pintoresco de Biarritz, anota: el Puerto de los Pescadores. Encontrarás buenos restaurantes, además de la chocolatería más famosa de la ciudad: Miremont Pâtissier Chocolatier, de 1872, y a la que iba a tomar chocolate la realeza de finales del XIX.
¿Sabías que Biarritz es una ciudad de gran tradición surfera. De hecho, alberga la celebración anual de la World Surf League, que reúne a los mejores surfistas del mundo?.
Y si quieres llenar de magia, misterio y risas tu estancia en Biarritz, te recomendamos que la acompañes de un libro (uno de premio, ¿eh?, de Premio Nadal): Cabaret Biarritz, de José C. Vales, para que cada uno de los sitios de Biarritz, como su casino, o el faro, se llenen de historias y personajes con los que imaginar los tiempos más esplendorosos del Biarritz del modernismo.
Ánimate a conocerla en primera persona. ¡Viaja a Biarritz y disfrútala!