Islas Espóradas

En la rocosa costa de esta pequeña isla del Egeo, la flota del Rey Persa Xerxe sufrió serios daños tras una tormenta. Gracias a este hecho, los griegos pudieron evitar que los persas llevaran provisiones y refuerzos a las tropas que se enfrentaban a los famosos 300 Espartanos que defendían el Paso de las Termópilas. Además de por los bizantinos y venecianos, Skiathos fue conquistada para el Imperio Otomano por el famoso corsario Barbarroja.

Skiathos, prolija en vegetación, cuenta con abundantes bosques de pino que permitieron el establecimiento de varios astilleros de importancia en el siglo XIX, que casi esquilman la superficie arbolada. La tranquila vida de la isla queda reflejada en varios escritos de su hijo más ilustre, el novelista y poeta Alexandros Papadiamantis, en cuyo honor recibe nombre el aeropuerto de la isla.

Precisamente la Casa-Museo de Papadiamantis es uno de los lugares a visitar en Chora Skiathos, la capital de la isla. En sus calles y animado puerto podremos disfrutar las casitas blancas con tejados de teja roja tan características de las Islas Espóradas. En una pequeña península que sale del puerto se encuentra la Fortaleza Bourtzi, que data de principios del siglo XIII. Las vistas desde este punto, como desde la Iglesia de Agios Nikolaos, merecen la pena.

En barca podrás llegar a los restos de la antigua capital de la isla, Kastro, así como a las cercanas islas de Alonnisos, Marago y Argos.

No dejes de probar los hortópitas (pasteles de verduras) y las amygdalota (una especia de galletas de almendra).

Las playas son numerosas, pero podemos destacar las de Koukounaries, Megali Ammos, Krifi Ammos, Troulos, Poros, Xanemos (excelente para los amantes del spotting, ya que está a los pies de la pista del aeropuerto) y Banana (nudista). Aunque quizás la más espectacular sea Lalaria, por el contraste entre el azul intenso del agua y el blanco radiante de las rocas.

Dos curiosidades antes de dejar Skiathos. En 1807, en el Monasterio de Evangelistria fue confeccionada e izada la primera bandera griega. ¡Y como aquí se rodaron algunas de sus escenas, varias noches a la semana podrás disfrutar de un sing along de la película “Mamma Mia!” en el cine de verano de Chora Skiathos!

Cómo llegar: En avión desde Atenas, y en ferry desde Volos, el Pelión o desde Agios Kostantinos, en la Grecia continental.

De acuerdo con la mitología clásica, Skópelos fue fundada por Estafilo, hijo del dios del vino Dyonisos y de la princesa Ariadna de Creta. Quizás por ello la viticultura siempre estuvo presente en la isla (incluso Plinio el Viejo la menciona en su libro “Historia Natural”), hasta que a mediados del siglo XX la filoxera prácticamente acabó con todos los viñedos Hoy en día, la producción se reduce al consumo local.

Como en el resto de islas griegas, la Historia de Skópelos la marcan los distintos pueblos que por ella pasaron: Creta, Micenas, la Liga Ateniense, Macedonia, Roma, Bizancio, la República Veneciana, el Imperio Otomano y las potencias del Eje.

Sin embargo, fue “Mamma Mía!” la que puso en el mapa a la ficticia “Kalokairi”, el nombre que recibe la isla en la película.

Skópelos es una de las islas griegas más verdes (de hecho, recibe el sobrenombre de “la isla verde y azul”), cubierta de pinos, carrascos, encinas, así como de olivos y árboles frutales. Esto hace que la fauna sea especialmente notable, con águilas, buitres, focas monje, martas, puercoespines, víboras, y un largo etcétera.

Los platos a base de marisco son excelentes en esta isla: Prueba el Astakos Giouvetsi (langosta con pasta orzo), la Kavouria (guiso a base de pasta orzo y cangrejo) o los Gemistoi Achinoi (erizos de mar rellenos). Y, para terminar, alguno de los muchos dulces a base de almendras, como los Chamalia o los Tiganites Katsares.

Seguro que la chef Katerina Karagiozi, famosa por su aparición en el programa “Iron Chef America” y por haber cocinado en la mismísima Casa Blanca, basa alguno de sus creaciones en las recetas de su abuela, originaria de Skópelos.

Chora Skópelos fue reconocida por el Gobierno Griego por su especial belleza y legado histórico, por lo que no sólo se preservan los edificios existentes, sino que las nuevas construcciones están sujetas a ciertas regulaciones.

El punto más alto de la localidad lo marcan los restos de un castillo veneciano del siglo XII, construido a su vez sobre las ruinas de una antigua acrópolis. Varias iglesias y ermitas salpican las coloridas calles que invitan al paseo tranquilo y sosegado.

Pero en la isla hay más lugares que merecen la pena una visita, como sus numerosos monasterios, entre los que destaca el de Prodromos o San Juan Bautista, o la Ermita de Agios Ioannis, en la que se celebra la boda en la película “Mamma Mia!”, situada en un escarpado acantilado. Créenos, el esfuerzo del ascenso se ve recompensado por las vistas (y siempre puedes refrescarte al bajar en la playa situada a los pies del montículo donde se alza).

Tampoco debes perderte la puesta de sol en la coqueta villa de Glossa, en la que también te recomendamos perderte por sus tradicionales callejuelas, llenas de agradables tabernas.

Las playas de Skópelos son excelentes. Destacan Stáphylos, Velanio (nudista), Pánormos, Milia o la animada Kastani.

La sociedad matrilineal tiene en esta isla un claro exponente: cuando una hija se casa en Skópelos, los padres entregan a los contrayentes una casa y propiedades, que siempre permanecen a nombre de ella.

Cómo llegar: Sólo es posible llegar por mar, en ferry desde Agios Konstantinos o Volos, en la Grecia continental, o bien desde la vecina Skíathos (que sí cuenta con aeropuerto con vuelos a Atenas).

¿Y tú? ¿Ya conoces Alonissos o Skyros, las otras Islas Espóradas habitadas?