Oporto, la segunda ciudad más grande de Portugal, nada tiene que envidiar a la capital del país. Es conocida principalmente por sus puentes sobre el río Duero, por su vino y por sus tranvías y funiculares ideales para conocer su belleza a vista de pájaro. ¿Sabías que además ha sido designada como mejor destino europeo en 3 ocasiones? Algo tendrá para haber recibido tal honor... Sigue leyendo y descubre los motivos que invitan a explorarla. Te cautivarán su rica historia, vibrante cultura e impresionantes paisajes.
Oporto, la “Capital del Norte” de Portugal cuenta con más de diez siglos de historia, algo que queda fielmente reflejado en un Casco Histórico colmado de importantes edificios y monumentos entre los que podemos destacar la llamada “Muralla Fernandina” (siglo XIV), la Catedral o Sé do Porto (siglos XII y XIII, estilo románico y gótico), el imponente Palacio de la Bolsa (siglo XIX, estilo neoclásico), la Capilla de las Almas (con sus típicos azulejos azules y blancos), el Chafariz de San Miguel (una bellísima fuente del siglo XVIII), la Iglesia de Santa Clara (de estilo manuelino, típicamente portugués).
También destacan la espectacular Estación de Porto-São Bento (con más de 20.000 azulejos que conforman una representación histórica de la ciudad), la Iglesia y Torre de los Clérigos (que, con sus 75 metros de altura, es uno de los símbolos de Oporto y un magnífico mirador sobre la ciudad), el barroco Palacio de São João Novo, y en general todo el Barrio de la Ribeira y Miragaia (auténtica alma de la ciudad).
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Oporto no se entiende sin su río, el Duero, y sin los puentes que lo cruzan de una orilla a otra, para comunicarla con la vecina Vila Nova de Gaia.
El más antiguo de ellos es el Ponte das Barcas, inaugurado en 1806. Su nombre se debe a que originalmente estaba conformado por 20 barcas amarradas entre sí, que se podían separar para facilitar el paso de otras embarcaciones. Está tristemente unido a la Historia, ya que en él murieron miles de personas que huían durante la invasión francesa el 29 de Marzo de 1809.
El Ponte da Arrábida fue durante mucho tiempo el puente con el mayor arco de hormigón del mundo. Muy cerca de la desembocadura del Río Duero, es el más occidental de todos los puentes de la ciudad. El Ponte do Freixo, por el contrario, es el más oriental.
El Ponte Maria Pia, por su parte, fue construido en poco más de 1 año y medio a finales del siglo XIX por la empresa de Gustave Eiffel, el de la famosa torre parisina. Fue el primer puente ferroviario de la ciudad, aunque hoy en día está en desuso tras la inauguración del Ponte São João.
Los últimos puentes en incorporarse al paisaje urbano fueron el Ponte Luiz I (símbolo por excelencia de la ciudad, a finales del siglo XIX contaba con el arco más largo del mundo) y el Ponte do Infante (inaugurado en 2003).
En la margen sur del Duero, en Vila Nova de Gaia, los británicos crearon en el siglo XVIII las principales bodegas y cavas del llamado “Vino Fino del Alto Douro”, comúnmente conocido como “Porto” (“Oporto” en español), si bien su origen se remonta a dos siglos antes, cuando la fermentación del vino era alterada añadiendo aguardiente.
Este proceso le confería las características necesarias para los largos trayectos en barco que el comercio de la época exigía. Los británicos sustituyeron el aguardiente por brandy, lo que le aportó mayor contenido alcohólico y ese dulzor tan característico.
Son muchas las bodegas que pueden ser visitadas y donde podremos realizar una cata de las distintas variedades existentes de vino portugés.
Aunque el tamaño de Oporto permite descubrirla caminando (y quizás sea la mejor opción), las opciones para visitar la ciudad incluyen desde los clásicos y bohemios tranvías, al Teleférico de Gaia o el Funicular dos Guindais, pasando por paseos en barco por el Duero, e incluso vuelos en helicóptero. Sin olvidar opciones más “modernas”, como los segways, o aquellas que buscan el glamour de tiempos pasados, como los tours en coches de época.
Siendo, como es, una ciudad asentada en colinas, los miradores desde los que obtener magníficas vistas del paisaje urbano son numerosos, aunque quizás el más destacado sea el Miradouro da Victoria. Nada despreciables tampoco las vistas desde Cais de Gaia y desde la Serra do Pilar.
Oporto ofrece también interesantes enclaves en los que dedicar tiempo a las compras, como el tradicional Mercado do Bolhão (de principios del siglo XX), la Rua Miguel Bombarda (donde encontrarás el diseño más actual), la Rua de Santa Catarina (la más comercial de las calles de Oporto) o el mercadillo de Porto Belo de los sábados.
Si lo tuyo es más la cultura, no debes perderte la Fundaçao Serralves (sede del Museo de Arte Contemporáneo, uno de los más visitados de todo el país), el Museo World of Discoveries (que narra la Historia de Portugal ligada a sus navegantes y exploradores), o la Casa da Música (que pasa por ser la sala de conciertos con mejor acústica del mundo). Y si tu estancia en la ciudad lo permite, escápate a las cercanas villas de Aveiro, Guimarães y Braga.
En Oporto no hay sólo vino, la comida es también importante y deliciosa. No te pierdas los Bolinhos de Bacalhau (en el “Café Leandro”), la Francesinha (en el famoso “Café Majestic”, de estilo Belle Époque) o los tradicionales Pasteis de Nata (que aquí se sirven con canela). Tampoco te pierdas el pan, toda una institución en la ciudad. Como institución es “A Perola do Bolhão”, una antigua tienda de cerámicas y porcelanas con un siglo de antigüedad, hoy convertida en tienda gourmet. Su fachada art nouveau, es de las más fotografiadas de la ciudad.
Para alejarte del bullicio de la ciudad, dirígete al Parque da Cidade, uno de los más grandes del norte de Portugal. Otra alternativa igualmente interesante, y con magníficas vistas, son los Jardines del Palacio de Cristal.
Un negocio tradicional y, quizás abocado al cierre, ha visto como, de la noche a la mañana, comenzaba a recibir “hordas” de turistas y curiosos que querían conocer su interior. Y es que la Livraria Lello (Rua das Carmelitas, 144) sirvió como inspiración a J.K. Rowling para la famosa biblioteca de Hogwarts en la saga de Harry Potter y, especialmente, para su recreación en el cine. Tendrás, eso sí, que retener muy bien las imágenes en tu cabeza porque, aunque ya no está prohibido tomar fotos o vídeos en el interior, es tal la cantidad de visitantes, que difícilmente podrás captar su esencia a través de un objetivo.
Finalmente, si lo que quieres es relajarte y disfrutar del mar, tanto Oporto como Vila Nova de Gaia tienen playas para todos los gustos, muchas de ellas con bandera azul.