La palabra japonesa “sakura” significa “cerezo en flor” y, es tan importante en la cultura nipona, que el fenómeno de la floración de este árbol da lugar a la celebración de un festival a lo largo y ancho del país llamado “Hanami”, en el que todo el mundo inunda los parques y jardines para deleitarse con la belleza de las flores, disfrutar de un picnic al aire libre y, en general, compartir un tiempo en familia. Tiene tanta trascendencia en la tradición japonesa, que el curso académico no comienza hasta que las flores no se caen - el periodo de floración, que tiene lugar en primavera, apenas dura 10 días -, e incluso las empresas envían a algunos de sus empleados a guardar los mejores sitios días antes de que comience. Aunque en nuestro país este bello fenómeno natural tiene tanta repercusión, sí contamos con algunos magníficos lugares en los que disfrutar de nuestra particular Sakura. Estos son:
La ubicación de este valle cacereño, el Valle del Jerte, entre medias de las sierras de Tormantos y de Béjar, unido a su orientación, le confiere unas condiciones climáticas mucho más suaves de lo que le corresponderían por su ubicación. Gracias a ello, el valle cuenta con más de un millón de cerezos que proporcionan una variedad de gran calidad, la picota, que es la principal fuente de riqueza de la comarca. Cada año se celebra la Fiesta del Cerezo en Flor, declarada “Fiesta de Interés Turístico Nacional”.
No es de extrañar que, desde hace ya algunos años, la belleza de la floración de los cerezos atrae a multitud de turistas, que aprovechan para conocer lo mucho que el Valle del Jerte ofrece: espacios naturales de gran valor - como la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos -, numerosas cascadas - como la Cascada Manto de la Virgen - y zonas de baño - como el Charco del Paraíso -; rutas para practicar senderismo o mountain bike; zonas para la práctica de barranquismo - como el Barranco Los Hoyos -, y tranquilos pueblos en los que conocer el modo de vida tradicional de la comarca y su rico patrimonio arquitectónico.
No muy lejos tenemos la también interesante Comarca de la Vera - famosa por su pimentón y por el Monasterio de Yuste, en el que murió Carlos I -, el Valle del Ambroz - con interesantes poblaciones como Hervás (famosa por su judería) o Baños de Montemayor (con baños termales de origen romano) -, y la ciudad de Plasencia - con un rico patrimonio histórico-artístico -.
Otras localidades con festividades en torno a la cereza, y en las que poder disfrutar de la belleza de la floración de los cerezos, son Milagro (Navarra), Bolea (Huesca), Albalate del Arzobispo (Zaragoza), Serra (Valencia) y Alfarnate (Málaga).
No son cerezos sino almendros los que conforman la llamada “nieve mallorquina” que, entre enero y febrero, cubre vastas extensiones del campo mallorquín. Y es que cuenta la leyenda que un rey moro se casó con una bella princesa llegada del lejano oriente y que, a pesar del amor que aquél la profesaba y de todas las atenciones con las que la agasajaba, siempre estaba triste. Según parece, la princesa añoraba las cumbres nevadas de su tierra natal. Como la nieve era muy rara en la isla, el rey mandó plantar millones de almendros para que, al menos una vez al año, su amada se sintiera como en casa.
La mayor concentración de almendros se da en los municipios de Bunyola, Marratxí y Sóller - el trayecto en el mítico tren que comunica esta última localidad con Palma te ofrecerá unas vistas incomparables de campos cubiertos de almendros, naranjos y limoneros -. Pero la mejor forma de observar esta particular versión de la Sakura es como lo hacía la princesa de la leyenda: desde las cumbres de la Sierra de Tramuntana.
En el Archipiélago Canario también podemos disfrutar de magníficos paisajes de almendros en flor, como en Valsequillo de Gran Canaria (en la isla del mismo nombre) y Santiago del Teide (en Tenerife).
Lo creas o no también es posible disfrutar de la Sakura en la capital de España, concretamente en el Parque La Quinta Los Molinos, uno de los secretos mejor guardados de la ciudad de Madrid. No mucha gente (aunque cada vez más) conoce de la existencia de este parque de estilo mediterráneo, que se convierte en un auténtico tesoro para la vista cuando sus miles de almendros florecen con la llegada del buen tiempo.
Aquí puedes imitar a los japoneses y organizar un picnic con la familia o los amigos. ¡Muchos madrileños de nacimiento y adopción ya lo hacen! El parque cuenta además con un molino, un estanque y un palacete.
En la Comarca de La Bureba, entre escarpados paisajes cubiertos de bosques de pinos, robles y encinas, encontramos un ramillete de pequeños pueblos llenos de encanto en el que alternan casas de labranza en el estilo tradicional de la zona con casonas señoriales con sus correspondientes blasones.
Y como nexo de unión entre todos ellos, campos cubiertos de manzanos y cerezos que se vienen cultivando de forma ininterrumpida desde hace siglos - las primeras menciones a estos cultivos fueron recogidos a principios del siglo XI en documentos guardados en el Monasterio de San Salvador de Oña -.
Uno de los pueblos que no debes perderte es Aguas Cándidas, con varios manantiales que vierten sus aguas en el Arroyo Vadillo, así como una iglesia del siglo XVII.Tampoco debes perderte la Iglesia de los Santos Emeterio y Celedonio, a medio camino entre Río Quintanilla y Quintanaopio; si su exterior románico clama por una buena foto, las pinturas murales de su interior te sorprenderán por su belleza.
En cualquier caso, lo mejor es visitar todas estas localidades, ya que no distan mucho unas de otras, y la ruta te permitirá disfrutar del llamado Valle de las Sensaciones.
Puede que sea pequeño en población - apenas 200 habitantes -, pero Mieza de la Ribera en Salamanca tiene mucho que ofrecer a sus numerosos visitantes, dado su excelente emplazamiento en pleno Parque Natural de las Arribes del Duero.
Nada menos que cinco espectaculares miradores nos ofrecen unas vistas inigualables de las arribes: el Mirador del Águila, el Mirador de la Code - quizás el más famoso de todos -, el Mirador del Colagón del Tío Paco, el Mirador del Cura y el Mirador de la Peña de la Salve.
Pero si esto ya de por sí es motivo más que suficiente para visitar la zona, la floración de los numerosos cerezos que pueblan los bancales cercanos supone una razón más. El ayuntamiento de la localidad organiza desde hace años una ruta para disfrutar de este periodo. Tiene mucha demanda, así que mejor estate atento para reservar con suficiente antelación (www.mieza.es).
Otras zonas en las que disfrutar de los cerezos en flor son el el Valle del Río Cantos en Ávila, Corullón en León (en la Comarca de El Bierzo), y en la Vall d’Ebo y la Vall de Gallinera en Alicante.